miércoles, 16 de abril de 2014

Estadío de desapego (construcción desde el disparador ''amor'')

''El amor va en esa chica de capucha azul, en bicicleta. Hermosa por cierto (¿la bicicleta o la chica?). O en esta señora de perrito atado, o en un adoquín, o en camino de algún recuerdo. 
Todo trasfondo de eso que nos hace eternamente humanos. El camino de las reglas ineludibles, inalterables. Recondos abstractamente enfermizos y a veces necesarios. Esas dudas capitales, confusiones etéreas. 
Lo hermoso del amor; borbotones fragantes de esperanza, como para usar palabras poco habituales.
Y el amor a los Cortázar, a los Verne, los Ossip, los Morelli, los Kiedis. Amores de galaxias paralelas, aceptado. Pero otra vez las reglas irremplazables, clasificaciones sepulcrales, mitología, símbolos. 
Qué tanto pedir perdón, si de eso se trata compañeros. Amar, perfecto componente de los seres sensibles y no tanto. Perfecto en la imperfección necesaria de ser.''
Etapa donde el individuo intenta desapegarse, justificando sus acciones en sentimientos tales como el amor, el cual desarrollaremos en este texto en las siguientes 13.246 páginas:

''El amor(...)'' , etc.

***inFINito***

Estadío de quiebre o ''crack-o-matic''

''Un vidrio delgado de una ventana se rompe a las nueve cincuenta y cuatro en una casona hippie del Oeste de Argentina./// Un soldado nigeriano nacionalizado estadounidense se fractura la tibia después de dar un salto desde una roca putamente alta, hacia el piso, en Gaza./// Una traductora francesa se engancha un aro en el pulóver fucsia que se ponía antes de salir a pasear a Fidèlle; lóbulo de la oreja dividido en dos, y mucha sangre./// Un mono rompe su uña mientras decodifica un lúdico instrumento de ''ingenio'' que un profesor de genética le había entregado en la cámara Gesell.''

Puede existir (necesariamente existirá siempre y cuando se hayan dado los estadíos o procesos antes citados) un quiebre o ''crack-o-matic'' íntimamente visceral, tanto en un mismo individuo como en interacciones de dos o más individuos.*
Fundamentalmente trataremos el plano individual donde el quiebre es preciso y sin vuelta atrás.
Netamente simbólico pero también histológico y sensorial, el quiebre se determina en un momento exacto, corto, rotundo, en forma de estruendo de pocos decibelios y con una fuerza imperiosamente sentimental.
Al igual que en los otros casos, puede darse en diferentes ambientes y medios, teniendo mas resonancia en este caso todo lo relacionado a lo terrenal, en el sentido de la tierra como elemento.
E. Sagress dictamina en su ''epologiska Fundamentel'' que 'el tener los pies en la tierra es fundamental para caer en un cissco (quiebre) necesario y disparador de un proceso de liberación de tipo 6'.
Para continuar dicho proceso hacia el fin deseado (inconscientemente y casi de carácter natural) del hombre en esa circunstancia vital.
El quiebre se asocia a un vislumbramiento, a 'un halo de luz' (P. Matienzo, ''Crack'', 1976) cognoscitivo que sirve de sostén y 'ayuda guía' (T. Valinor, ''Crack-Morinda'', 1985) para que el individuo siga el recorrido correcto hacia el siguiente estadío, en el cual, en teoría se establecería un equilibrio emocional adecuado y un fuerte sentimiento de armonía y seguridad del Yo, como viga o soporte.

*el autor prefiere el término interacción sobre relación por razones que no se explican en estos capítulos.

Técnica de desintegración

Luego de la experiencia de desdoblamiento se produce casi inevitablemente e involuntariamente el fenómeno de desintegración mal llamado 'Técnica de desintegración o desfragmentación'; porque no es una técnica sino un suceso, un acto desencadenado de otro, una consecuencia.
Esta experiencia se magnifica en el medio acuático (lluvias, duchas, cascadas) a través de las despigmentaciones corpóreas, al principio, y luego con los desgarramientos y caída de porciones palpables como tejidos cutáneos, etc.
Sobre lo dicho, amplía S. Bertrand en ''to the higher state'': 'así, con respecto a la desfragmentación corpórea, el individuo estudiado sufre una decoloración considerable del éter y, al observarse piuritos de un color bordeaux  de no más de 30 hectolitros en la olla de experimentación, el resquebrajamiento es inminente y en dos o tres repeticiones de las convulsiones hectoplasmáticas, la desintegración se completa.''
Así, vinculado a un terreno de parénquima sentimental, lo corpóreo, lo áurico y lo afectivo (bien diferenciado por la mayoría de los autores) se endosan en un proceso que lleva al individuo a un (llevado al plano afectivo)  resquemor y una incomodidad constante que sólo se podrá sobrellevar ahondando en la próxima e ineludible etapa.