viernes, 6 de junio de 2014

BESOS EN GRECIA


''Blue Moon... you saw me standing alone.
Without a dream in my heart,
without a love of my own.''

Será una cuestión de feromonas, si es que las feromonas tenían algo que ver en esto, pensó Astor un tanto electrizado, un poco...
Fue en esos días que la teoría de los hilos se volvió mas fuerte, mas práctica que teórica; hilos invisibles entre todos los individuos, interconexiones energéticas, caudales de éter, hilos. Los hilos nacen desde alguna parte del alma, es decir, desde todos los insterticios de alma salen infinidad de hilos que atraviesan la materia corporal, y uno podría decir ''este hilo que me sale del cuello'', y se podría conectar a la frente de otra persona, lo que daría por resultado que ese hilo es uno solo: conexión de almas al fin y al cabo. La tarde evocaba una película francesa, contemporánea seguramente. La lluvia ayudaba mucho, aceptado totalmente. Una canción de jazz hubiera sido perfectamente la mejor cortina musical para las escenas que iban a acontecer, pero la urbanidad sonora tambien ayudó.
Un viaje; casi siempre se empieza con un viaje. Un movimiento de algo que nos lleva y a la vez sentirse tan clavados en ese lugar, una mirada, un búho blanco, una amenaza encantadora.
''Y detenerme en tu boca para no perderme en el infinito de tu mirada, que era la mía, que era la tuya, que era la mía, que era la tuya, que era la mía, que era la tuya...''
El subte estaba apocalíptico, súbitamente caldoso, entre cuerpos empapados de lluvia y sudor, y muchas voces; que el subte sube a cuatro cincuenta/ malditojefedegobier.../ todos los fines de semana lluvia/ tiempo loco/ Pueyrredón? por la otra puerta y faltan tres.
Astor sintió tantos cuerpos sobre él que perdía cierta initimidad, hasta que claro, el cuerpo de ella se aferró. Creería que fue una cadera en su pierna; en esos momentos de maraña subterránea se dificulta diferenciar los segmentos corporales.
''And then there suddenly appeared before me. The only one my arms will hold''. Sacá lo de 'The only one' por ahora.
A la altura de Olleros se descongestiona, así que tranqui, ya casi llegamos. La charla era un beso largo y chorreante. Los pies caldo, la camisa una humedad que ni cuento. Astor y ella coincidieron las cuadras que tenían que caminar despues de bajarse en la estación terminal en la que también coincidieron. Quizás el camino correcto hubiera sido: Astor una cuadra a la izquierda, cinco para adentro/ Ella izquierda tres cuadras para adentro cinco para la derecha, y listo, pero no. Se tomaron de los cuerpos sin tocarse y emprendieron caminata hacia la despedida, caminando sin prisa y esa ansia de no querer que el momento termine bajo una lluvia desdichada y violenta que los pinchaba con un frío sordo y penetrante.
La esquina guardaba un restaurante de olor a aceite reciclado, de sillas marrones (anotar nunca venir a comer acá). El beso de despedida: beso a cachete, ni acercarse a la comisura... Si, claro, fue una despedida, pero el deseo de no querer que esa mágica sensación se termine creó una falacia temporal, algo así como una gambeta cósmica que extendió ese momento, ese beso que no fue y que fue, a una caminata unos días u horas despues. Mismo barrio, mismos intérpretes, mismos hilos que tiraban: el del la boca del estómago de ella al del pecho derecho de él (que era sólo un hilo), y así doscientos hilos mas que se tenzaban, aunque más levemente que ese hilo mencionado.
Perderse por Núñez entre angelitos musicales y mucho pasto. Prometerse cafés que no llegaban, piropos, confesiones obvias y varios cigarrillos, aunque no recuerdo si los hubo antes o despues del beso corpóreo. Pedraza si mal no recuerdo y Astor que expone las ganas de besarla como un dictámen del alma y al diablo las reglas, y ella asintiendo con el sentimiento compartido. Fuego nuevamente, fuego nuevo, hipnósis, hilos, hilos, hilos. Y así entrelazados en un infinito desorden de hilos llegaron a Grecia (y no recuerdo la otra calle) y se amurallaron sobre una pared de libido oscura que no reconocerían en otro momento si volvieran a pasar, porque ese lugar era irrepetible, no existía mas que dentro de ellos dos, mas que con esos hilos, esas bocas... ''Era magia todos los días.''

jueves, 5 de junio de 2014

1

El cielo estaba así de celeste, igualito.
Había olor a domingo como hoy, y me fijaba en el detalle de las baldosas de varios rectángulos, como cuando era chico.
Llovía, paraba, llovía, tormenta, paraba, risa. Una balanza loca, un equilibrio inestable, o algo así, tanto no recuerdo.
Lo que sé es que te tenían metida en una caja de crayones sin crayones y que los cuerpos muertos adquieren un peso terrible y un olor asqueroso.
También estaba en el teatro ese día, y por primera vez una noticia así me tomó de sorpresa; yo que siempre las predecía. Capaz cuando sea por mi madre o por mi padre pase lo mismo; preferiría que de sorpresa, si.
Bueno, hace un año se moría mi abuela y la verdad fue una desventaja sentimental bastante grande de la que varios se supieron aprovechar.
Es una muerte igualmente, estaba vieja, todos se mueren, lo mismo sentí ayer que hoy y hace meses, y hace un año, sólo lo escribo porque es meramente simbólico y preciso contar todo, porque somos así. Quiero que me digan estupideces como ''fuerza'', ''el recuerdo de ella'', etc. Que me hacen bien porque son estupideces, pero lindas, y con afecto casi siempre.
Seguía lloviendo, tengo que devengar unas facturas de contratos.
Se juntan las cosas, se amontonan y todo se relativiza en una foto con tu abuela y tu hermanito cuando era un nene todavía, y en pensar en que estoy manejando números en un sistema de computadoras y obligado a saber lo que es la 4ta categoría, cuando lo único que me importa es la 4ta pared y las letras, y un par de cosas que te ayudan a darte cuenta de que siempre se puede estar un poco... bueno, no importa.
Chau Rosa! Chau!