jueves, 3 de septiembre de 2015

Amor Jettado



Se conocieron un trece en la plaza Laferrere,
Dos historias que se cruzan, mucho para conocer.
Como era martes de estreno fueron al cine del Barrio.
Vieron una de romance, no amerita comentario.

Cenaron en la Bodega de Pepito, gran lugar.
Comieron pulpo, tortilla y la bajaron con Cynar.
Se les cruzó un gato negro cuando bajaban por Pampa.
Los dos cruzaron los dedos, el destino es una trampa.

Ella tenía un anillo que era un clavo de herradura.
Le  atribuía el poder de ahuyentar la Jettatura.
Fueron al bulín de él, chiquito, desordenado.
Lo más fuerte del paisaje, el búho embalsamado.

Ella leía la mano, el leía a un tal Gautier.
Terminaron a los besos y arrumacos en francés.
Durmieron y despertaron, y compartieron constante.
Los dos con el mismo sueño; soñaron con elefantes.

Se despidieron al alba, él le regaló un consejo:
que lleve con ella encima una pata de conejo.
El día siguió su rumbo, cada uno por su ruta.
No hay que andar desprevenido, a veces la suerte es puta.

Ella murió atropellada, el se mató al otro día.
Capaz son cosas escritas, o la numerología.
Los velaron separados, nadie supo de esa historia.
Todo terminó muy pronto. Un amor casi sin memoria.


martes, 1 de septiembre de 2015

-28

Sigue el imán aterciopelado de tu piel -haciendo estragos-.
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Esa manía que tenemos de no dejarnos respirar.
Las neurosis compartidas, las peleas de infantes.
Las ilusiones que creamos y no dejamos de esperar.

Sigue aquel recuerdo en blanco y negro -entre vino y lluvia-.
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Esas mariposas dibujadas en la cocina del departamento
Los truenos, las caricias de tus letras,
tus dedos, tu saliva, nuestro aliento.
-
Los restos de videos, las ropas en el suelo.
Cartas de a dos, el tan puto deseo.
La culpa de tu parte, la muerte en mi cerebro.
La sangre se calienta, nos pudre tanto encierro.

Salimos a la vida, nos da el sol en la cara.
Nos mira el otoño, sonríe la mañana,
y gritan nuestras almas, se aburre la libido,
que grita desafiante. La vida es un suspiro.

Me mira con sus joyas, sus soles son dos ojos.
Me entrego a su persona, de todo me despojo.
Y quiero, debo, temo, espero, desespero.
Latente, expectante, idiota, pasajero.

Te veo, ya te pierdo, te pienso ya te gano.
Te miro me derrito, te tomo de la mano.
Te sigo, me avalanzo, te huelo y me desvelo,
te agarro desde el cuello, te beso en el hoyuelo.

Te cuento, me despido, saludo, vuelvo al ruedo.
Es todo más difícil, la Luna hace su juego.
Sos libre, somos tantos,
soy libre, somos fuego.

lunes, 31 de agosto de 2015

Niño

Niño. Pequeño intruso.
Boca grande, piernas flacas
y tu cuerpo dibujado con gotitas en la espalda.
Shortcitos azules, culito ceñido,
y en los hombros toalla ajena blanca.

Jugamos a las formas aferrados a la risa.
Cuarto, habitación, pieza, juego...
Impulsos, tu generación te lleva...
Adrenalina perra, temor a ojos ajenos.
Sabores y texturas de lo bueno.

Niño pícaro, frescura gatuna,
ojos de pez, laguna, soldadito.
Volver al ruedo, volver al juego,
recuerdos feos, dolores lindos.
Subido a tu pedestal, sos un pendejo de cinco.

jueves, 18 de junio de 2015

Carta

                                       Hace varios meses atrás...    

Querida:

Siempre se hizo difícil escribir esta carta por el hecho de que los sentimientos pueden usarte de títere. Es una cosa increíble; cómo te frena el miedo, cómo te aplasta la tristeza, cómo te oprime la culpa. Sentimientos que a veces no sabés por qué aparecen.
El tiempo que pasamos juntos fue explosivo. Viví experiencias hermosas, chamánicas, fuertes. Cosas que nunca en mi vida había sentido.
No se bien, no se si no lo recuerdo, cómo fue que de a poco me fui perdiendo. Es raro, porque me sentí lejos pero siempre estaba cerca.
Una noche soñé con ese sueño que tuve aquella noche despierto, esa vez que estábamos en la casa de tu hermana, el día que cocinamos cosas ricas y fuimos a la plaza y la terraza y el cielo parecía que se caía. Esa noche que soñé con esa noche me sentí más cerca.
Nunca podía terminar esta carta. Nunca le encontraba un final, nunca le encontraba un sentido. Siempre le encontraba un porque, un no, una negación, un sentimiento negativo en cuanto a cómo lo recibirías.
Justo hoy en el momento en que empecé a querer terminar esta carta apareciste, físicamente, en el piso de la oficina. Las conexiones extrañas o las casualidades, quién sabe.
Me enteré de cosas por las cuales me hubiera gustado abrazarte, pero por considerar que me enteré tarde, me sentí en falta y me escondí aún un poco más.
Sólo quería decirte gracias por todo lo que ofreciste, por fundirte junto a mi. Por entregarte y por confiar. La vida es hermosa, compartir es gratificante. Aprender es mágico.
Hundirse en el mar es único.     

lunes, 27 de abril de 2015

Matloc (mitología)

Matloc, la deidad heredera del gran creador Shanoteliec, había sido dotado con los poderes de su padre, entre ellos el de crear nuevos dioses. Pero también había sido alcanzado con el don (o la maldición) de la moral o aexetire.
Hasta ese momento sólo existían el Universo espacial y todo el polvo cósmico que formaban estrellas y otros cuerpos, denominado en su conjunto Taedrex.
Algunas deidades análogas a Matloc eran Venierak, Jusilekiec, Plauteni, entre otros, que podían considerarse parientes entre ellos. Matloc era el favorito de Shantoliec y el único considerado como hijo por él mismo.
Transcurría el primer génesis de Taedrex y Matloc sentía un gran vacío en esa etapa de la historia de la creación; estaba solo. Sentía que el infinito cosmos era desierto, que no tenía sentido su existir.
Shantoliec entonces lo citó en la Urbe de Xedrón, donde residían brujos celestiales y mahalas; lo rociaron con el aceite del Eros, que tenía la propiedad (o el defecto) de hacer al individuo portador del sentimiento del amor. Y no sólo eso; Shantoliec también creó tres deidades femeninas para que  Matloc no penara por su soledad eterna; Lunne, Eteara y Sunau.(Luna, Tierra y Sol según algunos teólogos, aunque no se necesita tanto análisis para darse cuenta de eso)
Si Venierak hubiera sido agasajado con esas tres deidades, no hubiera tenido el problema de Matloc.
Matloc era racional y poseía moral.
Lunne era pequeña y peligrosamente hermosa, razón por la cual las demás deidades se disputaban poseerla, conquistarla como quien domina a una bestia, o planta una bandera en un terreno. Matloc deseaba a Lunne de una forma orgánica y pasional. Lunne amó a Matloc y Matloc amó a Lunne.
Eteara deseaba a Matloc por su porte de deidad guerrera y sus atributos poéticos. Quería engendrar con él y dominar a los demás dioses. Sabiendo de la belleza felina de Lunne y de sus intenciones eróticas, regaló a Matloc unas criaturas voladoras que ella había creado y las llamó ptiraexe (aves). Le ofrendó unas guirnaldas hechas de estrellas y unas criaturas casi inanimadas llamadas flores. Matloc se cautivó. La amó. Eteara amó a Matloc y Matloc amó a Eteara.
Sunau era la más cálida de las tres diosas. Temperamento fogoso y fuerza maternal. Encontró en Matloc su mirada. Y en su mirada su alma...y en su alma se vio reflejada su propia alma, lo cual construyó un lazo que era inquebrantable. Como un juramento eterno, tácito e involuntario.
Tuvieron un viaje astral juntos, una concatenación de libido y amor. Sunau era su alma gemela y su protectora. Sunau amó a Matloc y Matloc amó a Sunau.
Matloc amaba a las tres pero a una mas que a las otras dos, y de diferentes formas. Y decidió entregarse a Eteara por sus ofrendas y por su tamaño. Lunne era muy pequeña y Sunau era enorme.
Se celebró una boda entre Matloc y Eteara donde acudieron todas las deidades originales.
Matloc pasaba los días pensando en el amor a las otras dos deidades, y sin ánimos de lastimar a ninguna, se dio muerte en una nebulosa.
La sangre de dios de Matloc cubrió parte del infinito espacio donde su padre, Dios creador y que todo lo sabe, lloró su muerte y formó una galaxia. Por haber conocido la cobardía castigó a su hijo Matloc convirtiéndolo en el primer mortal. A Eteara la convirtió en una esfera celeste dónde aves y flores reinaban.
A Lunne la convirtió en una pequeña esfera satélite de Eteara que sólo aparecería en ciertas partes del tiempo a atormentar a Matloc con su belleza y a hacerle entender que siempre era demasiado temprano o demasiado tarde.
Lunne giraba irremediablemente en torno a Eteara, y ésta giraba junto a las demás deidades parientes de Matloc alrededor de una bola de fuego incandescente, gigante y lumínica, dadora de vida. Era Sunau.
Matloc vivió solo en esos terrenos paradisíacos, alimentándose de los frutos y bebiendo agua. Y claro contemplando la belleza y la luz de Sunau, a la que extrañamente Matloc amaba sin saber por qué. Quizás en los resabios de ese amor divino, el ahora humano comprendía cual era, quizás, su elección correcta.

El sillón de la casa de la abuela en el que pasaba horas jugando en esos hermosos días de infancia.

Una pequeña tapita en el futón, color rosa, la tapita. Metida por esa rendija oscura del cuero, color marrón, el cuero. Escondiéndose delicadamente por el agujero y buscando ese mundo de cosas perdidas, ese mundo de monedas y pelusas, de restos de comida, de restos. La tapita rosa ya había entrado sigilosa por los plieges brillosos al oscuro. Ya era parte del futón.
Desde los cinco años que quería escribir esto.

Texto sin sentido ni nada


Humedad 76%. Primavera en el subte ramal D que iba perdiendo espacio en los vagones a medida que avanzaba desde Congreso de Tucumán hacia Catedral.
En estación Juramento subieron un guitarrista y un cantante que interpretaron dos tangos; uno de Eladia  Blázquez y otro de Cacho Castaña. /
Todo el vergel de ideas e inspiración nació por una chica que se dormía encima del hombro de un hombre, por lo que éste texto iba a llamarse ‘’la que se dormía’’. Pero tras tantas tareas con las que me ocupé en estas últimas semanas (semanas que forman unos cuantos meses) no pude continuar el texto y mi memoria olvidó por completo el disparador de este texto con título y sin contenido.
Realmente no me acuerdo ni del guitarrista ni del cantante. Sólo intuyo que el tango de Cacho Castaña que interpretaron fue ‘Garganta con arena’ porque en éste último tiempo tuve ese tema revoloteando por la cabeza.
Este olvido, esta distracción, la falta de. Todo eso refleja quizás el desorden al que le huyo.
Una hermana mía me recomienda siempre el psicoanálisis.
Ayer fue un domingo raro. Pasé por muchísimos estados de ánimo.
Hoy es lunes.

Pequeños transtornos diarios



Me encanta, cuando camino, imaginar que las personas son vehículos.
Yo siempre me figuro ser un auto azul o del color de camisa que tenga.
Las personas altas o anchas son camiones, camionetas o rodados pesados.
Los más jóvenes son modelos nuevos, los más viejos son modelos antiguos.
Y así con toda la creación del tráfico humano y las carreteras que son las veredas, o las calles, o los lugares donde estemos caminando.
En el interior de mi cabeza hago el ruido de mi motor, las frenadas, los cambios de marcha. Todo está perfectamente aceitado.
Trato de mantener distancia de los demás vehículos y cuando voy a doblar abro y cierro mi puño para el lado del giro.
Cuando los automóviles que pasan por la calle aparecen en mi registro visual tiran todo mi mundo de personas vehículo a la basura. Nos vuelven a hacer hombres y mujeres. Nos condenan a ese lugar de humano, de lentitud, de piel, sangre, células y muerte.