viernes, 29 de junio de 2012

ganas de eso

Su habilidad era tan solo desaparecer en el momento justo, y aparecer en el tiempo indicado. Era hÁbil, sutil y un tanto impetuosa. Astor amaba el ímpetu, casi tanto como sus ratos de ocio. Se metió a la tina, cerró los ojos y se dejó estar. La sensación de vuelo era placentera. Pensó en los errores pero no reparó en quejas. Ese día fue hecho para disfrutar. La tibieza del agua entre sus dedos del pie ya arrugados y el aire viciado por el vapor sólo lo retenían más y más. La gana por estudiar llegó. Desaparecía en el momento justo, y aparecía en el tiempo indicado...

día malo

Astor había tenido uno de esos días de los que hace mucho no tenía. Su celular movil se le despedazó en el suelo apenas se levantó. Todo desconfigurado (y todo) lo armó pieza por pieza. Hasta el chip se le salió. Llamó a la oficina y dijo que trabajaría desde su casa. Citó a una de las bailarinas para la tarde. Mientras desayunaba una sopa vieja, el apagón fue inminente. Todo el barrio sin luz artificial por dos horas. La bailarina tuvo que subir las escaleras de los 10 pisos junto con Astor que bajó a abrirle. Maldita electricidad! Se sentía apurado, ansioso; no sabía que le pasaba! La muchacha obvió el inconveniente energético y la entrevista terminó entre risas. Le mostró el balcón. Astor tenía hoy un vértigo terrible. El mas terrible de toda su vida. Tenía deseos de caer desde el décimo hasta ese cielo gris de concreto que dibujaba el pavimento. La luz volvió y con ella la música. Se sentía loco. Temblaba. Convulsionaba en pequeños zacudones. Parecía desintonizado... Despues de caminar por los techos y de nadar cuerpo a tierra por el parquet decidió llamar a su secretaria. La hora de su ordenador no coincidía con la de su teléfono móvil. Cuando la duda fue despejada Astor sintió un alivio tremendo. El vértigo desapareció por completo. Había vivido todo este día con una hora de anticipación...

miércoles, 27 de junio de 2012

Estratega por compromiso

El estratega piensa cada movimiento, una y otra vez. Como el ajedrecista, como el comandante, como el atleta. No se deja llevar ni por la intuición ni por los estúpidos sentimientos. La cabeza juega su propio juego y con eso alcanza. El hombre es sabio hasta que no piensa. El hombre es hombre hasta que no piensa. Animal no quiere ser el estratega. Se siente superior; ama lo racional de su ser. Se ama en el más profundo pensamiento (no sentimiento). Acúsenlo de frío, de insensible. Juro que se sentirá orgulloso. No es egoísmo, porque es su esencia. Sabe que el pensar en su beneficio es el fin absoluto y por eso no se siente egoísta, porque serlo es lo único viable en la vida; no debería haber más opciones. Lengua al costado, mirada fija en el objetivo, pero en el imaginario toda la jugada resuelta. Los mil y un caminos de llegar al fin. Los objetivos resueltos, listos para poder ser llevados a cabo. Y el estratega no se enamora ni muchísimo menos de la secretaria bajo perfil. Ella lo limita a ser estratega. Ella lo hace estratega.

viernes, 22 de junio de 2012

Cabildo y Militar

Si me disponía a encontrar la dirección en Capital se me iba a ser imposible; no era ni Nuñez ni Belgrano. Esas coordenadas se movían, era una persona, alguien era ''Cabildo y Militar''. Se me hacía imposible no recordar a Jaime Ross y ''Durazno y Convención''. Una vez la encontré por Ciudadela, como para que se dé cuenta de la capacidad nómade de esta alma. No se si era errante o simplemente bohemia, pero se la podía encontrar por cualquier lado. Es más! No era de nuestro país siquiera, pero era muy cercana. Lo primero que me llamó la atención sobre por encima de todos los otros rostros pálidos (ante el encuentro con lo desconocido) fue su sonrisa. La mirada era fuerte y provocativa hacia todos y todas por igual. Lo tercero que me atrajo (lo segundo no interesa contarlo) fue su actitud aparentemente pasional, y eso en una persona es magnético. No se puede vivir sin pasión. La vida es pasión, la pasión es vida. A veces me atrevo a decir que el sentido de la vida es sentir pasión.
El día que tuve la oportunidad de bailar con ella estábamos desnudos casi de casualidad. El tango sonaba con intensidad pero en un volúmen leve, respetuoso, hasta que empezó a irrumpir el bandoneón con un aire imponente (y grosero) y aullando hasta llegar al orgasmo auditivo. Cada movimiento nuestro estaba fundido en cada acorde. Eramos dos almas en pena y alegres. Tan espontánea la pieza de baile, tan inesperada como erótica. La oscuridad empezó a bajar sobre nuestros hombros, nos empujaba hacia abajo con la fuerza de un toro. Moríamos de pie, casi de cuclillas, pero abrazados. Estábamos cofraternizados, fusionados en ese abrazo eterno, en esa seguridad que nacía de repente en cada paso, en cada compás, que era nuestro.
Ninguno de los dos atinábamos a abrir los ojos, intentábamos mirarnos con el alma. El pecho de ella rozaba el mío y nuestras respiraciones formaban una sola atmósfera, espesa, sofocante. El peso de lo efímero, el peso de lo desconocido.

martes, 19 de junio de 2012

Problema de altura

Klaus tenía varias cosas en la cabeza y un inventario de raras manías, tics nerviosos, trastornos, extrañas preferencias, fobias y ocurrencias. Todas esas cosas que forman a una persona en lo mental/psíquico lo llamo ''Pre-esencia''. Es una pizca de una persona completa; se complementa con la ''personalidad'', la ''experiencia empírica'', la ''razón'', la ''energía'' y los ''sentimientos''.
Es un loco ese Klaus; me contaba en un bar de la Calle Pueyrredón, café de por medio, de su gran aversión a los ''lungos''. 'Me molesta la gente alta, chabón!' Ya tenía confianza conmigo, y a mi me encantaba estudiarle los movimientos, gestos y siempre me inspiraba algún escrito o canción. Era torpe y medio insoportable. Salía con cada ocurrencia!
'A los lungos? En que se basa tu teoría pre-esencial?' Le expliqué lo de pre-esencial y largó una tras otra las bases de su ideología 'anti-lunguística'.
Para pasar en limpio (no es que sus palabras sean sucias) lo expongo en forma de teoría, porque su relato es algo confuso y yo propinaba interrupciones cada dos por tres. Me voy a dar, mas tarde, el gusto de citar textualmente a Klaus, le da un tinte interesante y hogareño.
Se trata de una práctica totalmente honrada que lejos de discriminar intenta defender al no alto de la suerte genética que poseen las personas que superan los 1,85 metros. La teoría se entretiene demostrando falencias (ya sean reales o ficticias) completamente generalizadoras como odiosas de la gente de 'alta altura'.
'El subte estaba todo así apretado, viste? Parecemos ganado, parecemos. La verdad se viaja cada vez mas peor. Y cuando pasabamos por Agüero, y yo del lado de la puerta que abre en Plaza Italia, viste? Entonces sube el chabón, haciéndose el no se qué, subido a los zancos el gil. Soberbio en la mirada como mirándonos de un rascacielos. Tarado! No se qué me miraba el bobo. La debe tener chiquita, debe coger mal. Mucho alto al pedo, viste? Y son los peores. Caen más fácil. Entonces lo miré! Casi me da tortícolis pero lo miré. Encima rubiecito de pelito planchado, bronceadito, un gilastro, nene de mamá. Es obvio! Y lo que era de esperar se comió los mocos. Se bajó en la próxima! Del lado de mi puerta; lo bajé yo mas vale, mitad con la mirada y mitad con el empellón que le metí al perro miedosos ese. Ni mu me dijo, ni mu'
Klaus se sentía poderoso con su victoria sobre un Goliat bonachón que seguramente no se percató de su existencia. Pero el Pobre Klaus no medía ni un milímetro más que antes de subir en la estación Olleros.

El amor no correspondido de Klaus

Hola, mi nombre es Klaus'. Fue la manera mas idiota en la que se me presentó una persona en el subte. Me miraba con esos ojos azules de huevo, penetrantes pero temerosos y esperando mi sonrisa de aceptación que nunca llegó porque tenía un día de porquería (casi de mierda).
Granudo, en especial en la frente. Blanco teta y con las mejillas rosadas por el frío de Capital Federal a las 9 de la mañana de un Jueves cualquiera. Ni muy alto, ni tan bajo; de mi estatura mas o menos, pero con unos borcegos marrones espantosos y una riñonera llena de porquerías que lo único que le faltaba era un cartel de 'robame'. Iba ingenuo en su andar y no se por qué justo a mí se me presentó. Le habré generado algo; se sintió atraído por mi malhumor. Escondía las manos en un pullover verde llamativo y arrugaba un mapita del centro comercial. 'Hola, en que te puedo ayudar?' Por mas que me parecía desubicado en su accionar, pensé que tenía que ser amable con un extranjero. Quería hacer quedar bien a mi país y a su hospitalidad. 'Yo amo verlo tocar, es usted una gran influencia para mí' me dijo en un perfecto porteño digno de Villa Crespo o San Telmo. 'P-pensé que eras extranjero' le dije sin importar el halago que me había tirado (qué superficial).
'No, soy hijo de alemanes, vivo en Villa Ballester, y siempre lo sigo, a usted y su banda. Tienen una armonía deliciosa, y el guitarrista es muy bueno.' 'G-gracias! Por los halagos. Hacemos lo que podemos; nos nos podemos quejar, porque es lo que nos gusta. Vos sos músico tambien, me imagino''.
''Se imagina mal'', y no me gustó la manera en que lo dijo, y menos me gustó que sea una especie de groupie, vacío, carente de idea musical. ''No puedo llamarme músico como usted, soy aprendiz de ello'', y me cambió la cara. Sonrisa zonza que fue desde el ego a mi boca. Halago barato que me hizo olvidar de que el cajero me retuvo la tarjeta. ''Te repito, en que te puedo ayudar?''
Así empecé a conocer a mi gran amigo Klaus.
Es un hombre que no buscaba ni un autógrafo ni una ayuda económica. El tipo se enamoró de dos cosas; de una mujer y de la letra de una canción de mi autoría. La letra de la canción hablaba de un amor no correspondido. Klaus es el amor no correspondido materializado en persona. La letra de mi canción era mezcla de experiencia propia con fantasía y el baterista tambien me tiró ideas.
Klaus estaba convencido de que yo, como en la canción, tenía la respuesta para cesar su sufrimiento.
El amor no correspondido es tener el ego por encima de todo hasta un cierto punto. El ego por encima de todo en el amor es pensar que cualquier mujer puede ser para uno. El cierto punto es pensar que esa mujer a la que se ama y desea es la única que pareciera no querer tener tu amor, por mas que hagas lo que hagas. Esa pesadez, esa incertidumbre eterna, ese latigazo fino en la cerviz, ardor intenso que no llega a lastimar mortalmente; es una agonía eterna con una reflexión que siempre lleva al fracaso en la búsqueda del encuentro con ese amor. Eterna. Eso es el amor no correspondido. La primer charla con Klaus culminó con un abrazo compasivo de mi parte y yo, un ''famoso'' músico under pasándole mi número de celular para una próxima consulta terapéutica.

Paciencia

La espera se hacía larga y la ansiedad y la quietud se fundían en un solo sentimiento. Como una tensa calma, o un tranquilo nerviosismo, sabiendo que tarde o temprano llegaría. Encontrar, buscar, vocablos no disponibles en el diccionario de Soledad. Mas bien las cosas llegan y se toman; y de lo que se toma se extirpa lo malo y se tira al tacho. Se incorpora lo bueno. Se agarran las 7 cartas, con suerte un comodín, se arman los juegos y se corta. 'Claro, sin apurarme demasiado ni durmiéndome en los laureles.' El otro puede cortar primero pero incluso así mi juego puede ser mejor. Y si el puntaje del otro es mejor? Me gana, pero no pierdo. De eso tambien aprendo. Y seguramente me vaya superando en mis juegos tras cada mano.'
La competencia más leal es con uno mismo. Soledad estaba convencida de estar haciendo bien las cosas, y de todo lo que le falta para aprender hasta el día de su muerte. Tomó un sorbo de jugo de ananá, esos de los de polvito. Se secó la boca con la manga y salió a la calle con el sol iluminándole los dientes perfectos de esa sonrisa de satisfacción. Soledad se sintió ganadora por su paciencia.

lunes, 18 de junio de 2012

Entre la espada y la pared


Astor estaba entre la espada y la pared. Realmente lo estaba. Su rostro pálido y la gota de transpiración cayendo a la velocidad de un caracol apurado. Los ojos desorbitados y el bruxismo inoportuno que le generaba jaqueca. La punta de la espada, helada, rozaba su torso desnudo y la pared de mármol estaba aún más fría. Nunca se había sentido tan intimidado desde aquella vez que su profesor lo puso en ridículo delante de la clase por haber confundido Paraguay con Uruguay. La espada se movía de abajo hacia arriba, desde su pescuezo hasta su entrepierna, donde mas acusaba clavarse. Sabía que podía escaparle al compromiso, pero esta vez había ido demasiado lejos. Recapitulaba. El error era evidente; le había dado demasiada confianza, le demostraba afecto en exceso. Y él sabe que las de ese signo son así, pero no recordaba que ella era de ese signo! Que idiota que sos Astor! Demasiado tarde. Se retorcía en su desnudez y jadeaba. No tenía mas miedo a morir que de establecer una relación amorosa. ‘Y más con esa loca desquiciada que tiene el tupé de agarrar mis cosas de teatro!’ La obra estuvo bien, pero le hubiera gustado ser D'artagnan. Quién era ella para meterse con su disfraz? Qué mierda tiene que agarrar la espada, o florete, o como carajo se llame? Para qué le contó que no era de utilería, y por qué diablos la invito a su casa? Todos para uno, y uno para todos. La libido, la razón y el amor. Para que hacía esas analogías idiotas delante de ella. Para que salía con una mujer que confunde palabras con acciones. Estaba harto, y ella y la espada esperaban respuestas.‘Pero si se la daba de liberal, de mente abierta, que le agarró ahora a la loca esta? Prometimos que por mucho que pase no nos enamoraríamos!’ Pero no! Por qué no se va con D'artagnan o con algún productor?El café estuvo bueno. El sexo excelente. La charla empezó bien pero empezó a tener el tinte cursi de lo prohibido. Y ahí, estúpido como él solo, confundió el nombre de ella! Julieta, Juliana, son parecidos. ‘No es que tenga una Julieta, Juli, es que bueno… y si la tuviera que me tenés que hacer escena vos?’Y ahí empezó la treta; la enana colgada, le tiraba los pelos, el "antes muerto que salir con vos", y la muchacha que se toma muy en serio las palabras lo tenía como quería... Entre la espada y la pared.
  • Astor por suerte salió vivo!
  • No recuerdo que fue de la vida de la chica.

sábado, 16 de junio de 2012

El lobo de Villa Luro

El tren frenó en la estación de Villa Luro, y Soledad se sentía a gusto. No llegaba ni tarde ni temprano, y eso le daba la tranquilidad de analizar cada situación con el alto grado de minuciosidad que la caracteriza. En Liniers ya se había cagado de risa de una señora que no sabía si subir o no, que finalmente se quedó abajo.
Villa Luro,para Soledad, era la estación mas inservible de todas las del ramal Sarmiento. Es ácida en sus dichos. "Nunca me bajé en Villa Luro, no me sirve y no le sirve a nadie. Siempre bajan y suben dos o tres gatos locos." Paradójicamente lo que le llamó la atención esta vez fue un perro. Ese perro era hermoso! Parecía un lobo gris fusionado con corcel, por el paso refinado en su andar. El animal la miró fijo y ella jura que le sonrió un gesto canino. Por dios! Sublime desde su pelaje hasta en su bondad. Apenas cerraron las puertas el lobo gris dió un paso atrás y tomó envión para ahora sí ser un corcel. Qué digo corcel! Parecía un pegaso! Volaba en un trote prolijo y siempre mirando a Soledad; jura que la miraba. El tren no le sacaba ventaja en lo absoluto y el perro iba esquivando cada obstáculo humano que se le oponía inserviblemente en su andar. Cuando llega al paso nivel se detiene frente a un cochecito de bebés con un infante dentro. Y con la mirada atenta y enamorada de Soledad encima, le atina un certero zarpazo al niño en el medio del pecho. La miraba a Soledad, lo jura. Esta vez con una sonrisa canina teñida de rojo.

Nadie nos prometió un jardín de rosas


Típica clase de primero de Junio

Venía embalado, como loco, pisando casi todas las líneas que separan cada baldosa del piso bordó. (Definitivamente no era bordeaux)
Leía carteles con los ojos que tengo a los costados de la cabeza y me reía en el mas profundo y nervioso silencio. No estaba acostumbrado a llegar tan temprano a las clases. El ascensor me miraba solitario. Decidí evadirlo, como el que escapa a sus miedos, o mejor escrito, a sus adicciones.
Era todo más claro en los tempranos minutos del segundo pabellón menos aburrido de los tres.
No sabía que cara ponerle al mundo, por eso había salido con máscara. Tengo 3 o 4 máscaras a mano por si las dudas.
Con un pedacito de Milan a cuestas y ansioso por charlar con el y que me enseñe, empecé a subir las escaleras burlonas de la Facultad. Las muy malas tipas se retuercen de risa cuando uno llega al piso indicado con ese aire raro, resoplando como si hubiera corrido una maratón de 10 K (como le dicen a los kilómetros en Palermo y Recoleta).
Me dejé caer en mi propio cuerpo y aparenté caminar con cierto temple altanero y despreocupado. Los mensajitos de texto me 'desinspiraban', pero a la vez me sacaban un poco del presente. Nunca descubrí si eso era bueno.
Lo que descubrí luego es que ciertas ''ese'' (''S'') las escribía desde abajo hacia arriba, como nunca, pero de nada importaba eso ahora.
Vagabundeé por el segundo piso, siempre 'reojeando' la puerta del aula como para no perder el hilo conductor de la aspiración académica. A veces uno se olvida que viene a estudiar.
El kiosquero me recibió indiferente y con gesto adusto. La presión de ser el último cliente del día crece con el odio del vendedor. Es como una regla de 3 simple. (de manera directamente proporcional, para los despistados).
Bueno, bien. Ya ponía en sintonía esa parte del cerebro que controla la inteligencia lógico-matemática, según Gardner. Una vez que terminé de recargar energías con H20 (cómo estoy con esa parte de mi cerebro!) y un alfajor de esos que comía Elián, me metí en el pasillo oscuro que lleva al aula, dos días por semana. Es fija esa cifra de veces que concurro; una falta mas y quedo libre.
Adentro el profesor, un alumno y como cien asientos. Me senté en la fila en la que nunca me siento. Ya iban varios actos rebeldes desde que bajé fumando del 160.
La espera, sentado, pensando, era un tanto estresante. Las energías que tenía las podría haber gastado en un partido de futbol o una noche de sexo. Inteligencia lógico-matemática a la mierda, y el color bordeaux (esta vez) invadiéndolo todo. Mi cabeza quedó en J.B.Justo y la mirada en una piba que bajaba las escaleras cuando yo corría la maratón burlona de los martes y jueves. El cuerpo primitivo en el asiento, desparramando improperios traducidos en poses circenses. Las manos escribiendo. El corazón en su lugar, el estómago lleno. Los pulmones azules y los oídos endulzados de palabras que leí, y de cierta noche en que lloré por arte. La boca demasiado húmeda y los labios pendulantes, expectantes. No le prometas besos a tus labios ni a los de una mujer. Pero bueno, la clase ya empezó...

Frío


''El frío como incidente atmosférico es musa, porque es dolor, y en cierto punto el dolor es placer. Y ahí ya me regaló dos sentimientos por el solo hecho de existir.''
Astor se sintió estúpidamente aliviado y abrigado. Tomó un poco mas de coraje (la otra partecita la había tomado para sacar conclusiones) y se echó a andar las cuarenta y dos cuadras que le restaban para llegar a destino. El frío le exigía que deje de esperar el maldito colectivo.

Astor: de pequeños planetas y su madre.


''La historia trata de un caso imaginario de mal comportamiento planetario. Un físico toma la mecánica newtoniana y su ley de la gravitación, N, las condiciones iniciales aceptadas, a las que llama I, y calcula con su ayuda, la trayectoria de un pequeño planeta recientemiente descubierto, p. Pero el planeta se desvía de la trayectoria calculada ¿Considera nuestro fìsico newtoneano que la teorìa de Newton hace imposible tal desviación y por lo tanto que una vez establecida refuta la teoría N? No, sugiere que debe haber un planeta hasta ahora desconocido, p', que perturba la trayectoria de p. Calcula la masa, la órbita, etc. de este hipotético planeta y luego pide a un astrónomo experimental que compruebe su hipótesis. El planeta p' es tan pequeño que posiblemente ni el mejor telescopio lo puede observar. El astrónomo experimental solicita una beca de investigación para construir uno mayor. A los tres años está listo el nuevo telescopio pero p' no aparece. ¿Abandona nuestro cientìfico la Teoría de Newton y su idea de planeta perturbador? No. Sugiere que una nube de polvo cósmico nos oculta el planeta. Pide una beca para enviar un satélite donde indican sus cálculos que se encuentra la nube. Pero no se encuentra la nube. Ahora sugiere que en esa región del Universo hay un campo magnético que perturba los instrumentos del satélite.''
Cuando Chalmers escribió esto en 1988, Astor todavía no odiaba a su madre. En ese año y desde el principio de los tiempos de razón humana hasta la actualidad, nos aferramos a cosas, llámese creencias, usos y costumbres, modismos,teorías,  y tememos creer que se puede salir de esa cápsula sin cambiar lo que uno es.
Astor detestaba que su madre no entendiera sus consejos. Astor a cierta edad empezó a odiarla por varios motivos:
1) La madre de Astor era machista, y ese rasgo aumentó el día en que su marido (el padre de Astor) murió. Todo lo grandioso que era el papá, se multiplicó infinitamente. Como pasa con los artistas que se van de gira. Astor odiaba a su madre y no a su padre por ese mismo factor; el machismo. Todo lo malo era ella, todo lo bueno el Padre, como Dios, que es varón, se supone, no?

2) Astor le tenía miedo a su madre. Al ser su padre una persona ausente, la intermediaria entre el mundo y Astor era la mujer. Los retos, los golpes, las palizas, todo venía de la madre de Astor. Cuando creció se dió cuenta cuánto odiaba esos moretones, y lo que más detestaba eran esas marcas internas, imborrables.
3) La justificación generacional; el ''porque Yo lo digo'', o el ''porque soy tu madre'' eran puñaladas a la moral de Astor, que sabía que un alumno puede superar a su profesor. Y con mas razón a un padre. Porque a) no son profesores y b) uno no los elige.
4) La actuación frente al tercero; Astor rabiaba cuando las visitas llegaban y su madre pretendía ser una señora de buenos modales con sus hijos prodigios. Era tal el desencanto del joven, que procuraba aguarle todo plan de ideal perfección. Esto desembocaba inevitablemente al punto 2) cuando las visitas volvían a sus casas.
Así Astor suele enumerar a la pasada, y créame que es tedioso escucharlo, las razones por las que odia a su madre. Por suerte es emocionante escuchar las razones por las que la ama, y créame que es emocionante hasta las lágrimas. Una relación intensa la de Astor y su madre. Casi tan intensa como la devoción de un físico a su Teoría favorita.


viernes, 15 de junio de 2012

Pánico escénico


La música se aceleraba cada vez más junto a mis involuntarios pasos. El mundo estaba dividido en dos partes, bien definidas; el todo y Yo. La gente pasaba como bólidos (fiiiiuuun, fiiun!) y yo con la vista nublada, no sé si por la espesa niebla londinense de Palermo o por efectos de alguna sustancia (café y/o agua). La gente era un fondo intangible e imperceptible. Parecían relleno, estaban borrosos. Lo único en lo que pude detener mi vista por casi un segundo fue en una mirada. La mujer más hermosa que había visto en el último segundo. Los ojos de la chica empezaron por dejarse seducir, pero al pasar del eterno segundo fueron marchitándose en el espanto. Mi cara era de horror. La amé en un infinito segundo pero odiaba la escena de fondo. El fondo era más que el todo. Me acordé de la Gestalt y las clases de filosofía y mi cara de espanto bajó junto a mi cuerpo. Me desencapuché antes de entrar; quería probar si la tenue llovizna me despabilaba del gris miedo en el que estaba enredado.  La sección motriz de mi cuerpo estaba en piloto automático y me dirigí flotando hacia abajo por las escaleras, al túnel del Subte. Los pasos eran agiles y livianos, y los bólidos eran estruendosos; risas, gritos, mochilazos. El vapor empezó a invadir el ambiente. La bruma de la superficie se multiplicaba en un calor hediento y vomitivo. Las luces eran encandilantes y posiblemente ese era su propósito; encandilar, confundir, engañar.
La gente empezaba a tomar forma, muy de a poco. El mareo disminuía. Mi mano sacó del bolsillo la tarjeta para entrar al andén y la pasó por el lector magnético. Choqué con una sombra y seguí mi camino. La escalera mecánica fue fugaz pero insoportable. El vértigo me revolvió el estómago y no vomité por respeto al pobre hombre de la limpieza del cual no pude divisar el rostro ni el gesto.
Suplicaba dos cosas; que la sensación cesara, y saber qué me pasaba. Cuando el subte llegó mis piernas me empujaron al vagón en un impulso frenético y violento. Ahí adentro dos payasos en pleno acting. Todo empezó a volver a la normalidad empezando con la recuperación de la nitidez visual y el control de las articulaciones. Sonreí en el sudor fresco del alivio de que volvía todo a la normalidad. En un momento pensé que la normalidad apesta. Uno de los objetivos había sido dilucidado; la sensación horrenda había parado. ¿Pero qué era? Decidí llamarlo pánico escénico; en el momento que decidí que el ojo central salía de mí, es decir, el momento en que los payasos tomaron las riendas de la película, ahí fue que me pude aliviar. Estudiaba para actor, pero el pánico escénico me invadía.

viernes, 8 de junio de 2012

Más que un color

"Violeta era un caso más, de los tantos que hubo en esa época. Era una chica común, alegre", y así terminaba Jorge de hablar, y todo el Teatro de pie con ovación prendida a los aplausos estruendosos a él y a sus dos colegas (Estefi y Leonela).
Pero Violeta (la otra Violeta) no era tan común. La vi una sola vez y lo que más conozco de ella es por su amiga viajera (y escritora) que la canoniza. No es para menos; una mujer linda, radiante. Tiene un imán energético, una llamada al suspenso y una simpatía irreprochable. Se sienta en una mesa con el novio y todos la rodean. Pero tiene luz propia y lo demás quedaba en segundo plano. Violeta entristecía a los más impuros y regalaba miradas y sonrisas imposibles de no devolver. Era una mujer interesante de admirar. Emanaba frescura y aires despreocupados, pero estaba mas lejos de mi que esos viajes a Egipto que imaginaba de chico. Qué bueno es saber que ni lo sexual, ni lo material actuaban en esa atracción efímera que nació en mi hacia ella y que duró minutos, capaz horas. No era parte de mi vida, y esa estructurada decisión me limitó. Atracciones de una noche, pero no de las típicas.

Bailar desnudos

La bailarina le había mandado un mensajito de texto, y el le respondió "bien, tranquilo". Las últimas veces que algunas de las amantes de Astor le habían preguntado como estaba, lejos estuvo de esa respuesta. Se sentía nervioso, insatisfecho, apagado. A la vez, el día del mensajito, no sólo se sintió tranquilo sino acongojado por responderle eso a la bailarina (por respondérselo a ella y a nadie mas). Astor quiere a la bailarina, pero el destino y su cabeza, a veces, hacen que pareciera todo lo contrario. Astor no amaba hace tiempo. Lo más parecido a eso había terminado en una dulce angustia, que si bien conserva, no lo hiere (tiempo al tiempo decía).
Un día Astor amó después de mucho tiempo. Amó la desnudez del cuerpo de la bailarina, la entrega. Pero amó la seguridad. No sólo su seguridad, sino la de ella. Más que nada la de ella, mostrándose tan diferente a lo que era en una mesa de restaurant, por ejemplo. Nunca vió desnudez tan leal como la de ese cuerpo, tan desinteresada. Le excitó su piel llamándolo. Ese fue el instante en el que Astor amó. Pero para que vuelva a amar a una mujer, todavía falta mucho.

sábado, 2 de junio de 2012

escribir impulsivamente

A veces paso por Gaona y observo (aquí empieza el sinfín de definiciones) esos antros de perdición, lavadores de cerebros, multiplicopiadoras de estética personal, suburbios mentales, epifanías perdidas, negocios de regocijo, distracciones para el intelecto, signos pesos para unos, militancia de la vulgaridad obscena, picos de contaminación visual, verborragia tristemente antiliteral, malabaristas del sexo, buscadores y buscas, cuevas de hechizos baratos... y mi lista peyorativamente generalizadora, por supuesto, es vasta. Tan descifrable lo que se puede encontrar allí, tan ad actium, o predecible si se quiere. Admito que he ido a esos lugares y me he divertido, mas que nada porque mi grupo de amigos lo permitió (y aquí nace ese repudiable gesto de superioridad) aislándome de todo lo demas. El alcohol y las drogas ayudan a unirse al montón pero creo que en cierto punto es evitable y controlable la contaminación. (Acá me juzgan de nazi como al gran Nietzche)
Y que más puedo decir de todos esos códigos de barras en largas filas para entrar a contagiarse del germen de la normalidad? 
Entonces mi diversión se enfoca en un patio de la casa de alguno de los míos, cantando, tomando algo, azulcitos y sonrisas de mis amigos. Qué viejo de mierda...bueno habré sido viejo desde que tengo uso de razón...

26


Ese día la asocié al número 26 en un fondo negro con letras blancas. El símbolo original anunciaba 26 grados centígrados, para ser exactos. El significado oculto radicaba en las dos cifras numerales. La verdadera causa de encriptarla en sendos signos matemáticos era despertar el Misterio. Claro, de eso se trató casi todo el tiempo hasta el día en que lo arruinamos todo. Ella era más sutil y pensante que yo. Tenía talento. Pero por sobre todas sus cualidades, la que más me importaba (en un sentimiento egoísta), era lo que despertaba en mí. Sensación única de hormona cerebral que actuaba sobre cada músculo extasiándome, así como lo hace la velocidad cuando el viento choca el cuerpo y uno se siente inmortal por segundos.
Claro que el 26 todavía no despertaba su real incidencia y es que hasta que no lo suelte de una, no va a salir.
Este año los 26 años me van a visitar (ésto es decir de manera idiota que nací hace casi 26 años). Realmente nunca el significado del acertijo se refirió a eso.
''2+6 son 8, y el 8 vocablo es la H; asocio Humseco, pero nada que ver con esto aquí ni ahora''. Chau!
Entonces el lector pide un cierre... al punto del hartazgo de sentirse interesado por algo que no es para él, salvo en un caso en particular (la excepción a la regla... la hermosa, en este caso, excepción a la regla)
Entonces hoy, dos de Junio (2/6), el autor revela que la fecha fue concientemente pactada para el regreso a la maniática novela con su musa. Que supuso de antemano que desde el día que la marcó con el 26, empezaría a tratar de sacarle protagonismo, y de escribir otros relatos. Pero sabía tambien que el límite de tiempo que se imponía era una barrera lejana y temía no llegar a cumplir la promesa con su orgullo. El tipo la vió de casualidad entre el 31 de Mayo y el 1ero de Junio. Por un día! Pero bueno, hoy se lo comentó a ella. Y es que el 2/6 era el día para decirle por qué el 26.Y es que el 26 era para decirle que puede ser que todo sea un engaño. Y el Misterio sigue.

pleito

Vos sos una personita ridícula subida en tu pedestal (que es un dedal celeste sobre la gamuza) gritándole barbaridades a los pobres judíos y a la Santísima Virgen. Sos un pelo encarnado en el codo; hasta doloroso te diría. Si fueras mujer, yo con vos nunca, te aviso. Y si fueras hombre tendría que contar en cuántas piñas te noqueo en esos ataques de violencia que me agarran. Pero sos vos, y sos menos que un ente pequeño. Y tan cerrado es tu cerebro que no te entra lo que te grito a golpes. Una vez un sabio mercader me dijo en su idioma: "aelec mositaem prosperi". No le entendí un carajo porque sólo hablo español. Pero me vendió estos zapatos. Volviendo al tema de tu pequeñez... Ya ni se por qué peleabamos...

el viejo titiretero

Y de repente llegaste sin intenciones, avasalladora, errante y prepotente, burlándote de la pasión y prendiéndole un fósforo a las letras de esa última desesperada brazada en el mar de tus rulos. Ni una carta, ni una canción, ni un beso. El último intento había sido un balbuceo idiota pero íntegro de sentimentalismo barato pero verdadero. Y ese fue el amanacer y el ocaso de la vida de mariposas que tuvimos llenándonos de verde y azul el maldito corazón. Otra vez como estúpido torbellino husmeo por sobre tu coraza y no encuentro más que trampas. Las interpretaciones de los dibujos de ese caparazón con aroma a humo pueden ser tan confusas como los colores de tu boca apresurada y entregada en ese tiempo (y por que no en este) a mis labios temblorosos.
Entonces con esa especie de lavandina que sale del borratinta en el lapicito blanco, froto la parte de ocaso y desaparece como magia. Ojo que la parte azul puede sellar algo para siempre. Extremo cuidado en qué escribir. De última se abolla el papelito y listo el pollo. Me merecía una bofetada pero nunca me la dió. Sólo me daba compasión y halagos. Sólo se cansaba y era sutil en hacérmelo entender. Siempre pensando en mi, pobre santa. Cuando la vi de nuevo caminando por sobre el escenario le soplé el cuello, y desnuda me repitió sus planes. Contó de lo fantástico de un artista que yo no conocía, pero que lo tenia de vista. Me puse un poco permisivo en el tema de los insultos. Me disparó de arriba a abajo y me dejó (esta vez ella me dejó) rezando un rosario de lágrimas violetas por sobre el tapizado bordeaux.