jueves, 27 de diciembre de 2012

si tan sólo fuera Johny Cash

Era una catástrofe dentro del pecho cuando eso pasaba. Siempre la misma historieta y ningún borrador que aguante. La derretida cera del corazón y esa pena exabruptamente iracunda, enojona. Hasta a veces se sentía como el jeringazo de amor de algunos besos que había dado a sus musas. Era odio! Se odiaba tanto que no se podía sostener, ni mantenerse dentro de una cordura social aceptable. Viajaba en el 152 susurrandose groserias y proverbios de su autoría que lo ayudaban a hundirse mas en la viscosa lava de autoestima muerta. "Era como una regresión". "Es volver tres casilleros". "Si al final la vida es esto, por qué no arriesgar?". Todo era asi; negativo en ese momento de sencillez que no fue, esa brazada de crawl que se hizo de mariposa en vano y surtió la descalificación... Mucho regate y poco tiro al arco. Así nunca se anotan goles. Era una venezolana preciosa entre los discos de jazz. La misma que habia fijado la mirada imantada de Astor desde la sección latinos e infantiles. Agarraron el mismo disco de King y entre discos, lo arruinó todo. Como siempre...

lunes, 10 de diciembre de 2012

en mi lecho de deceso, instrucciones...

En mi lecho de deceso, ya sea vital o intelectual, las personas mas allegadas, me atrevo a decir mis personas, tendrán una serie de instrucciones para desenvolverse. El orden es fundamental y cada uno de los pasos alberga una responsabilidad eterna. Corchea deberá esconder la bolsita mágica, la de las penas y las risas, y todo lo que pueda llegar a contener, que se encuentre deprolijamente guardado en algún recoveco del departamento o la mochila. Luego tendrá que llevársela a la Blancuspia para que lo atesore junto con los augurios que se hayan dentro. La Blancuspia tendrá que decírselo a Marsha, si, otra responsabilidad para ella, gajes de hermana mayor. Marsha irá al departamento con una sonrisa y si llora será de alegría. Buscará todos los dibujos y con el asesoramiento de su gran y admirable intelecto-tacto y su sentimiento enorme se los entregará a quien ella sepa que corresponda. Deberá reservar 13 para Anita, que elegirá sigilosamente con cuidado de no mojarlos. Anita emitirá un duelo fuerte y golpeador que le dará la fortaleza para encontrarse con ella misma, al fin. Otros 8 irán para Dami, y otros, 8 tambien, irán a Padre. Dami me mantendrá vivo en las acciones, siguiendo cada consejo que le dí, y priorizando los que sumamente seleccione como prioridad firmará cada paso con un nuevo temple. Padre sabrá que hacer, no le gusta que le den órdenes. Quisiera una sonrisa. Con una sonrisa la Confidente se encargará de los llamados y los encuentros para dar la noticia; le dirá a cada uno lo que yo siento por ellos ya que ella tiene la información adecuada y exacta para hacerlo. No se olvidará de nadie, por eso le confío esa dura tarea que la hará lograr la tan anhelada unidad. Los chicos deberán hacerse unidad; recordarme con pleno goce y con carisma. Nunca perecer en un llanto idiota de agónica melancolía, o me enojaría. Nuestras anécdotas deben desembocar en risotadas eternamente altivas. Que no se pare de bailar, que no se pare. A las abuelas les encargaré esos rezos metafísicos, hacia mí, no hacia el imaginario Dios que pregonan por esa herencia cultural. Amor para ellas. Para Javi una hoja seca de recuerdos infinitos llenos de códigos y 2 objetos del rinconcito Kitsch a elección. Para Vizo la camiseta de República Checa y un campeonato para Racing Club. Para Barnie un abrazo de perfecta frescura y la pelota Finale de la Champions League. Para Seba lo que es de el, la pipa de los chinos y un chateau le blanc lleno de cariño y comprensión. Emi recibirá una flor, o las que quiera y tres lapices que tengo de cuando eramos chicos y haciamos educación física juntos. Al Dr. Lazarte mi muñeco de Stegosaurio a cuerda, las camisetas de Morón que algunas deben ser de el y una foto mía, para que sepa que siempre quise estar a su lado pese a que los tiempos nos alejaban. A la tortolita le dejo las camisas y lo que elija del guardarropa, no le encomiendo tareas por miedo a que por alguna que otra eventualidad pueda tener un despistado olvido. Sólo le exijo recordar lo bueno. A la Confidente le dejo los post it dibujados en el décimo y la contraseña de la PC, con total permiso de quedarse con las fotos que desee y copiarlas para los que deseen tenerlos. A Corchea la guitarra con todas las canciones dentro del estuche y la flauta. A las novias y los amores que tuve y tengo, les encomiendo hacer una salida a algún lugar que nos gustaba salir. A mi Prima Hermana le queda llevar mi esencia a donde ella sabe. Un poco en Catamarca y un poco en Mar del Plata. Y plantar con mi amigo Matías un árbol en Chequia, a donde viajarán con los fondos de la tarjeta que se transferirán a la de mi madre. A los chicos de la Zeitgeist, procuren graffitear (como Albano) con símbolos que me identifiquen. Decoren las paredes de la Facultad de Arquitectura y Diseño, y por qué no, todos los barrios que amo; Castelar, Villa Crespo, Valle Viejo, Morón, todos. Al día 22 estimo resucitar, quizás físicamente o con la publicación de un libro. Y así seré feliz, como hoy, cuando me leen.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

insituoso

Esa noche la lluvia había aguardado por segunda vez a que llegue a casa, aunque esto era accesorio, relativo, como casi todo. Cuadras atrás por la vertiginosa calle de siempre, habitual, como casi todo últimamente, el tiempo se detuvo en sintonía con mi corazón. Las primeras de las cinco cuadras fueron aburridas, monótonas, como casi todo en estos días. Pibe que pide pitada pensando que fumo un cigarro de marihuana, señoras asustadas creyéndome un ratero, familias judías con sus ortodoxos trajes y maneras, perros paseando a sus dueños y algún que otro asiático. Al momento de la cuarta de las cuadras los músculos de las piernas se empezaron a entumecer como capullos de baobab, con fuerza. Y así, desde los pies hacia arriba, todo pesaba cada vez mas hasta el momento de realentizar todo al cero, a la casi inmovilidad. Los exaltados oídos sintieron esas voces de antaño, alemanas, provenientes de un televisor marca Siam, que no se habrá hecho en Turquía como los actuales. El ventanal de la casa antigua absorbía mi cuerpo y pedía que mirara hacia adentro pero la respetuosa moral y educación me exigían ni siquiera intentarlo con el rabillo del ojo. Cuando las sombras empezaron a bajar sobre mis hombros ya tiesos hace segundos, si es que el tiempo existía, trataba de atribuirlo al sudor frío de la nuca que bajaba como catarata mezclado con una chorreante imaginación Hitchcockiana. Ya flotando entre las baldosas (de esas que por cada una tienen unos 8 rectangulitos) y el narciso de la vereda, empezó a hacerse poderoso el aroma a pólvora. Como el de las muestras de perfume que salían de las bermudas de los pantalones de Javier, en la adolescencia. Totalmente inmóvil y extasiado por el vórtice temporoespacial, planee sobre unas hojas y sin quererlo y tampoco sin el deseo seguí caminando tan normalmente como de la primera a la tercera de las cuadras, como casi siempre. Giré la cabeza con desconfianza y recordé que también habia sentido un soplido y un gemido difuso ahí en el ventanal. Pero todo quieto, las sombras, el narciso, no así mi rimbombante corazón. La tele callada y seguí hacia la quinta y última de las cuadras del tramo. Me crucé con una vecina que deduje que lo era por tener las tan particulares llaves de la puerta del edificio, como las mías. La esquina era una catástrofe. Hace segundos había terminado una riña entre policias y ladrones que habían asaltado la perfumería sin nombre, y el tiroteo había saldado varios heridos. Agradecí ese momento de quietud en esos segundos de mi vida y entre gente llorando y policías tomando declaraciones me metí al edificio como casi siempre, pero como nunca. Y empecé a mirar riéndome entre nervioso y fatigado la lluvia que caía sobre los autos, al lado de la vereda.

sábado, 1 de diciembre de 2012

bollitos

Bollitos, no menos de 6, nunca. Romper el papel y hacerlos de a uno, no mas grandes que un grano de pimienta, y si es con papel metálico o el envoltorio del chicle, mejor! Luego alinearlos de forma azarosa en la mesa, si la hay, o en la palma de la mano. No es necesario contarlos. Vaivenes y sacudidas pequeñas evitando el derrame y luego cilindro con una mano, tirar con la otra por el orificio creado y batir dentro como en el bolillero del bingo de los domingos, pero sin porotos. Ya es un gag mío, casi un tic, costumbre, tradición, anti stress, es mucho. El tiempo y dedicación que empleo en ese acto es superior al que le tendría que haber dado a otros aspectos de la vida; el estudio, el amor de veintitanto, el aprender un oficio. Hoy desde la mesa de la infancia con la abuela Rosa en la cabecera mirando con sus ojitos esmerilados casi grises y sus noventa encima, feliz por la visita. Y el menor de mis hermanos ahí en el lugar que ocupaba papá. Es su vivo retrato. Bollitos, no eran menos de 6. Así empecé el ritual en mi antigua casa mientras la ancianita me contaba sobre el día de su boda con el abuelo Raúl.

para Andreita, amiga imaginaria

Una lástima hubiera sido perderte el rastro, y mirá que casi se dio! Porque eras como el olorcito a nafta, ese, embriagante, o el olor a nuevo de esa cosa sacada del estuche, o los zapatos! O mejor aún, la zapatería, droga para mis narices! Eras así vos. Esa sensación plasmabas en mi cuerpo. Crispado de pelo a pie y de pezón a vértebra. Me recorrías como escalofrío pero de esos olores feos, como a goma quemada o incienso excesivo en misa de gallo. O el escalofrío de la vergüenza ajena. Piedad! Por suerte no te perdí del todo... Sos un pedacito de mi infancia, hermosa. Para no decir un recuerdo.

el Tano, o de las imitaciones de Astor

Era un espectáculo (como decía Juancito) presenciar a un Astor payasezco (a veces cansado de serlo) y la gente que se amontonaba en círculos a verlo como imitaba. Risas entre cervezas y latiguillos; casi ni se esforzaba en practicar los personajes y de sólo articular, la propia ansia del espectador terminaba por armar el papel perfecto, actuación caricaturezca. Si bien hacía entender que no le gustaba trabajar a pedido, sino que el lo hacía cuando le salía, todos insistían alegres y a veces hasta suplicaban que empezara su función. Al profesor de anatomía por favor! A la piba que habla raro! Al muchacho de sistemas! Ya había algunos favoritos por el público que se agolpaba presuroso y titilante ante el primer gesto de Astor como para adivinar quién vendría ahora. Uno de los que más se reía le pedía siempre al Tano. "Haceme al Tano que me muero!" repetía bajo la luz tenue del reflector infestado de moscas de fruta y aroma a vainilla de un viejo sahumerio. El Tano era la materialización de la testarudez. El orgullo machista engendrado en unos centímetros que no superaban al metro por mucho mas que medio. Era una arrogancia sincera e involuntaria la del loco éste. Se jactaba de consejero pero todavía le faltaba pasta para eso, no había recorrido tanto camino como relataba en sus infinitas anécdotas con esa tentación a llamarlo falaz. Le faltaba un compañero que lo entienda. Otros decían que le faltaba el equipo entero. Un pibe inteligente, no lo dudé nunca, con muchas aptitudes pero con mas actitudes, y la mayoría malas, o mejor dicho, malas eran las formas. El bozarrón que mas que eso era hablar a los gritos, se lo adjudicaba por su procedencia milanesa (no la comida, sino de la ciudad de Milano, Italia). Gritaba, no hablaba, y había que esconderse en una de esas "charlas"; siempre criticaba al que pasaba o se atajaba de una supuesta agresión. "Me miró con cara de culo la forra esa". El Tano tenía un oído finísimo pero una imaginación infinita. Era tan "emoción". Como si no se supiera poner límite, siempre terminaba mal algo. Botella rota, amigo vomitado... El pobre Tano podría haber sido tranquilamente un Jettatore. Para los menos aludidos, un Jettatore es un ser desagradable que causa tragedias a veces adrede a los seres que lo rodean, en especial con el manejo de la mala suerte. Jettatore; jetta; yeta. Sin desviarnos del tema, el Tano era yeta con el mismo; nunca conocí alguien al que le hayan robado tantas veces. Y sus dramas familiares, pobre Tanito. Supe darle mi hombro, no era un mal tipo. Todo lo contrario, necesitaba cariño. Pero se hacía detestar de una u otra manera. Lo tildaban de egocéntrico por sus charlas con el espejo detallando prolijamente cada pelito en su estructurado peinado. Y su carta de presentación "rubio, ojo celeste', perfil griego, abdominale' tabla", casi al borde del llanto de risa cada vez que lo repetía. Astor siente que extraña esas tardes de club y futbol, mirando pasar al Tano con ese salticado al paso en busca de unos centímetros mas de altura. Un deleite para los observadores como el, y como yo.

sábado, 24 de noviembre de 2012

caminata pesada

La caminata llevaba una hora ya. La calle desierta y a la vez más ciudad que nunca. No se entendía bien de donde salía tanto bochinche a civilización. Las luces tenues y a lo lejos una baliza azul de policía que parecía seguirnos desde adelante, como esperandonos. La Medusa suplicaba un perdón inoportuno e impreciso. Nada había pasado como para disculpas. La vereda era una cinta corrediza, nauseabunda. Los semáforos jugandonos bromas austeras y la gente, la poca que cruzabamos, o nos miraba como bichos raros, o estaba mas loca que nosotros. La boca se fruncía como pasa, seca y sedienta de un dash de sobriedad. Las sensaciones eran compartidas. Oscuros cordones a los lados nos empujaban a seguir caminando hasta la avenida, para doblar a la izquierda hasta la parada del ómnibus. Las balizas azules se multiplicaban en cantidad y parecian no seguirnos. Eran el horizonte cada vez mas cercano y gigante. En un momento nos horrorizamos. Era esto una persecución? Cuando llegamos al cordón policial todo fue mas nítido. No nos buscaban a nosotros, habría delitos mayores. Detrás del cordón la nada. Edificios vacios y oscuros. Hipotetizamos invasiones zombies, epidemias mortales y todo tipo de maldiciones. Despues de pulular varias cuadras, varias baldozas, llegamos entre confusiones a la bendita parada del bus. En la vorágine de la caminata se nos hizo dificil frenar y el golpe de repente fue vomitivo. Nuestros estomagos bailaban. El de la Medusa resonaba en la cabeza, y el mio en el colon y la glotis. Deseaba lanzar hacia fuera todo lo que guardaba dentro; tripas, sentimientos, frustraciones, comida. La espera fue mas eterna que la caminata. Pasaban todos los numeros habidos y por haber, excepto la combinación mágica que nos llevaba a la casa. Tambaleaba en una pata y el fastidio era la máscara de mi mareo. Resoplar me hacía camuflar la resaca. La gente se movía incesantemente a nuestro alrededor. Todas las personas que no había en la ciudad estaban en ese punto escondido. El muchacho hipster de anteojos gigantes nos observaba con desdén como se mira a una suegra maldita. Los extranjeros delante nuestro planeaban algo. Allí entraron en juego los prejuicios de ella y míos. Cuando los creímos turcos supusimos un posible rapto, o una inmolacion en la que pereceriamos. Cuando el acento se tornaba yankee eran tres adolescentes sedientos de fiesta y demasiado idiotas. La conexión con la Medusa era grande. Procurabamos no reir. Otro supuesto rapto se creo en nuestras mentes cuando una especie de Mesías barbudo se acercó a nosotros y se paró frente a ella. Ya tenía preparado mi puño para evitar el secuestro. Lo único que sucedió de todo eso fue que el colectivo no llegaba. Mis cálculos nunca fueron buenos, pero sentía que llevaba 6 horas allí. Cuando el enano pasó frente a nosotros no fue mas zigzagueantemente loco que el momento en que dos gemelos se sincronizaban para marearnos con movimientos simétricos. La Medusa sufría mi latente mal humor, yo quería una cama grande. Fue mucho! Y ahi fue, en ese momento tope de la situación, cuando el 151 salió del oscuro para llevarnos a destino...

de las reuniones del vivero

Frecuentaba cada vez mas el vivero abandonado de doña Bárbara; oscuro antro donde solían reunirse algunos de los mas inteligentes personajes del barrio, y los de mejor sentido del humor. Eran viajes fantásticos los de cada reunión. Cada uno con su relato o su anécdota extasiando cada rincón húmedo y penumbroso del vestíbulo, entre los pesticidas y fertilizantes. Lejos de ser los intelectuales que solían reunirse en la vieja disquería de Olleros entre alcohol barato, penas y blues, estos muchachos del vivero pregonaban un canto libertino. Pseudo alquimia al caretaje frecuente de la atmósfera belgraniense e híbrido entre religión y escape, cada viernes noctámbulo era suyo. Bailaban, fumaban, bebían, cada uno con su librito. Como en todo grupo lo lindo era la variedad. Los cantos de la Medusa de Balvanera y sus mil tonalidades, colores fulgorosos y vivos que armonicamente se entrelazaban a su historia de vida. Los complejos de algunas, tímidas, y otras con pantallas que no eran mas que una sensual fachada de maravillosos trances internos. Algunos mas sedentarios, mezquinos, inquilinos en un cuerpo joven y una mente agobiadamente tensa. Otros con un desorden alimenticio e intelectual, reflejo de su morada de solteros. Pinchazos en la nuca, fríos. Los mosquitos del vivero solían ser mas poderosos. Las rondas en el patiecito del viejo hibernadero proferían una atmósfera serena y verde esmeralda. Una especie de ola aromática. Se sentían mas los olores. El dulce perfume de la Medusa, el olor a crema de enjuague de la Morocha cuando terminaba de bañarse y sin secarse el pelo caía con cervezas en la mano. Como para no gustarte una mujer así. La Griega era de una belleza mas contaminante, pero la tildaba de excepción, claro, por tener ese íntimo amigo en común, y por esas charlas a solas que no duraban mas que un minuto, como el gemido de una lombriz. El mas diferente era el Músico; era un animal. Tremendamente cariñoso y desaforado. Era un lindo grupo el del vivero, todos los viernes a la misma hora.

martes, 20 de noviembre de 2012

El ventanal luminoso

El cielo estaba adorable entre el llanto y las vacaciones. Las macetas del balcón francés gritaban por agua; la pedían. Una de esas madrugadas de borrachera y operettas, pero sin tomar ni una gota de alcohol. Borrachera virgen. La vista presumida del gran ventanal mostraba una Buenos Aires radiante en su esplendor edilicio y verde a su vez. Esta tarde había descubierto cuán verde es mi ciudad (debajo de la alfombra de flores lilas). Se podían nitidizar las diagonales y los autos jugaban a ser de juguete. Uno desde arriba descubre cosas, y tantas! Piletas escondidas en azoteas, carteles entre invisibles e inservibles, tanques de agua sospechosamente sonrientes y tilos altos charlando con el viento. Los neones a lo lejos entonaban sus estáticas tonalidades para conformar con las demás un armónico coro de luces de mi ciudad. Y Mariano Mores se despertará y se asomará por la ventana de su cuartito azul? Otro borracho fin de semana de sobriedad. Mucho jacarandá en el aire, mucha ciudad. Es lindo escribir con una amiga al lado. Si bien ella dormía, era cómplice. Mucho menos cómplice que el tabaco del cigarrito que me armaba en el piso con cuidado de no despertarla. Son días intensos para ella. Son días. Y se hizo de día ya pero el sol sigue escondido tras una de esas pomposas, blancas y regordetas masas. Y yo refugiándome del calor. Escapando. Cuando la mariposa cayó al borde de mi pie derecho, muerta, sin color, en un estruendo mudo, fue el momento de reflexión máxima. El tope que me recordó cuánto anhelaba que todo terminara; que el ciclo continúe a su vez, destrabando los conflictos conmigo mismo. Anhelos a montones...

jueves, 15 de noviembre de 2012

la segunda dimensión

Te planteo una doble dimensión; nada muy rebuscado ni tan normal. No hablo de 3D ni 4D, no eso no. Capaz te sientas así de desorientada como cuando los semáforos de la avenida titilan en amarillo, o como cuando te invito de a fumar un azul, que sabes que convido sólo si me piden. Fumá conmigo que hoy es distinto. Otra dimensión, mirá. Escaparte de todo lo que hay alrededor nuestro; paredes frías y gente vacía. O llena de algo que en este momento y en esté, nuestro espacio, no nos incumbe. Somos vos y yo como cuando lo soñamos tímidamente, temerosos y como sin quererlo. No te pido más que eso, ni te obligo. Si querés rompemos la dichosa cápsula y cada uno con lo suyo, con los demás. Pero ya te veo adentro y me consentís con esa mirada al piso y la comisura del labio elevándose en una cuasi sonrisa. Salir de la burbuja se va a hacer difícil así; es una capa viscosa si bien fina, pero da ganas de que nos fundamos en esta atmósfera, o no? Tu silencio me dice que si porque tu mirada está en la mía. Y a los dos nos gusta este humo que no puedo describir salvo con ese adjetivo que en este momento no me acuerdo. Somos un híbrido. La palabra me la pasaste vos con tus pupilas negras profundas y ese iris madera, iris luz. Astringente era el adjetivo? No se. Al fin y no se si al fin, el contacto corporal se da en esta caricia así, suave y tosca. Tu hombro está especial para dormirme en vos. Me excita el sólo pensar en cuantos minutos pasaron afuera mientras que en este lugar no hay tiempo. Podriamos morir acá juntos, pero no es el plan. O no hay plan? Leeme que me gusta que me descifren. Yo intentaré pintarte de nuevo y voy a vacilar. Esas ondas de tu pelo me marean. Si! Ya dije lo de los semáforos en amarillo. Tu boca es mas suave, creo, cuando la toco con mi nariz. No existe la palabra beso porque cuando se dé, si se da, no va a ser palabra sino acción. Todo es acción. Las palabras son denominaciones me enseñó Lewis Carrol con su Alicia. Si, me imaginé que lo leíste, pero como vos decís, no se si da para eso ahora; jugar a ser espejos. Yo soy vos y vos sos yo, pero mas allá de lo accesorio. Seguimos parados casi estáticos. Por momentos flotamos. Claro que siento deseos, por momentos muchos, y de miles de cosas. Pero ya estoy en tu mente y te recorro los recuerdos; esas callezuelas empedradas o tu paraguas roto. Y vos nadando en "mis" ríos de Catamarca. Nos sentimos a pleno. Que bien! Es lindo el desenvolvimiento. Como nos fuimos soltando y nuestras música revolviéndose como la cucharita número 3 del café con crema. Las risas ayudan. Las caricias tambien y me encanta que tu mano esté instalada ahí, tras mi oreja. Tenés el cuello terciopelo rojo y si fuera un tango el abrazo sería perfecto. Nunca me imaginé, y eso es bueno, que nuestro beso llegaría ahí. En esta dimensión a la que accediste entrar, en este momento que no existe, y en la humedad de nuestras almas.

domingo, 11 de noviembre de 2012

el superficial deseo de Klaus

(...) quizá todo era para mí. Ese era mi gran error (...) Cuando Klaus se percató de que había perdido el poco encanto que había sostenido en su vida, sugirió un "pucha". Haberlo tenido ahí, y no haberlo aprovechado! Una lástima que ese mínimo coqueteo con el sexo opuesto en buenaventurados tiempos de libido alto congruentes con la azarosa belleza standar de alguna que otra muchacha no se haya podido manifestar. Klaus se sentía como un no-zeitgeist; una especie de ente temporal acompañado de una circunstancia que no perduró. Una anécdota más, una mancha (en forma de raya) más al tigre. Pero si era todo un 'in anima homo'. Se sentía superior con su mente. Pero el quería coquetear, no seguir ganando discusiones ni partidas de ajedrez...

viernes, 9 de noviembre de 2012

Flor a flor...

Así como sus amigas tenían sus deudas pendientes y tachaban de una lista amarillenta y percudida nombres propios de varón, Astor tenía muy pocas deudas. Una de ellas era mandarle un tupido ramo de fresias a Humboldt al 400 y algo, allá por el piso doce y algo. Porque él insistía en Villa Crespo en el fondo de sus ganas y pese a que la bolilla nunca caía ni siquiera en su color, tenía una fe ciega, casi absurda, en que el amor estaba ahí; en ese metro 50 y tanto de pura suavidad, de fragancia de arte y mate, de miradas perdidas medio bizcas y sensuales, de vocecitas testarudas y caricias plenas, de mucho mas que eso. El amor creía él, capaz estaba erradísimo, estaba en ese monumento a la belleza máxima (para él) y a la imprudencia. A lo impulsivo. Mojado, más que empapado, se acercó a la florería que está pegada a la estación Chacarita y compró cientas de las tan nombradas fresias. Estaba a dos cuadras de la dichosa, pero no. Flor a flor, pétalo por pétalo los tiró uno por uno desde el balcón de su casa de ahí, cerca de Villa Urquiza. Hasta el infinito vacío que trazaba la pared hasta el techo de chapa del geriátrico que se teñía de colores entre lo que Astor arrojaba y ese diluvio. Fue una foto excelente!

miércoles, 24 de octubre de 2012

mosca

Las moscas de siempre firmes, en sus lugares estratégicos; el 2700 de Rivera casi esquina Moldes, el balcón oloroso, donde está el auto que me recuerda al De Lorean y la solitaria pequeña chocando en el cristal de la puerta del edificio. Esa se inventó hoy, ella sola. Ya eran parte del paisaje y cada vez mas parte de la vida. Molestias aleteadoras. Planeadoras. Lo que me preocupó cuando maté a una que entró del balcón al living fue que tenían sangre adentro. O eran pequeños humanos o picaban como los mosquitos. En un momento atribuí mi constante pereza a una hipotética picadura de estos seres nefastos. Los días de borrachera desaparecían, aunque a veces vivían dentro de mi. Lo gracioso era enrollar la toalla y buscar la gran 'lazarillo de Tormes' o 'sastrecillo valiente', siempre los confundo. La de 'siete de un solo tiro' (o golpe, siempre los confundo). El pasado jueves una de las moscas de casi esquina Moldes me siguió hasta la oficina. Era personal, una persecución innegable. Ducha y con calle se ponía siempre del lado contrario al que yo miraba...de Juramento a Carranza a mi izquierda. Palermo y plaza Italia alternó. Volvió desde Scalabrini hasta que se volvió a la derecha en Pueyrredon. Ahi subió una muchacha con un sofocante olor a lavandina. 'OLOR A LIMPIO' decía la abuela. A mi me recordaba al olor a semen dentro del preservativo, pero no correspondía mi observación en las visitas a Castelar. Facultad y Callao se mudó a la izquierda y me siguió por detrás de la oreja cuando bajé en Tribunales. Miraba todo; lo que comía, los expedientes, a quién miraba, a quién no. La mosca me miraba. Cuando se dieron las 17:28 desapareció. A la vuelta decidí (rutina obliga) caminar por Rivera y ahí estaba, casi sonriendo cómplice con otra que le volaba al lado, mirándome. Estaba en su lecho de muerte; las moscas viven no mas de 24 horas...

miércoles, 17 de octubre de 2012

noche octubre

Mas trémula y dulce a la vez, nunca! Ya no era sólo olor ni humo, era versión propia y en quinta dimensión. La estela blanca lo adormecía, pero prestaba mas y mas atención. Faltaba lluvia si, pero ya era mucho que el aroma había mutado en olor empalagoso. Nunca tanto! La madera se levantaba. La música acompasaba cada tembloroso movimiento de lo que ya era un aura celeste grisácea. El viento se inmiscuía como si la casa fuera de él. Las luces de todas las habitaciones, prendidas, todas, las luces. Y las paredes que se caían de mugre y la canción aquella que nunca había escuchado pero que le recordaba a otra, oh oh oh oh oo-ooh oh! El hambre inmenso y ni pan en la alacena ni una mujer que le cocine. (Machista) De a poco retaceando, se iba limpiando rincón minúsculo a rincón minúsculo hasta llegar al todo, mas no era lo mismo eso que lo otro. (Gestaltico) El inodoro en el lavabo, la bacha en la ducha, los vidrios en el parquet, el amor lejos. (Desordenadamente cursi) El sahumerio seguía muriéndose en vida y él seguía alucinando con su humo. Mirá que no estaba drogado ni nada. (Flashero de mas)

miércoles, 10 de octubre de 2012

quemar

Hace mucho que no, pero si! Deseaba que todo se queme en ese sentimnto entre pirómano y autoflagelante. Ya me sentía de nuevo envuelto en esos fanatismos abusrdos, como la numerología y la comparación. Temas del idiotismo de un forzado encuentro con los por qué y los significados. Que si la mala racha mas atroz había sido en el 2002. Y la anterior en el 92. Y ya temiéndole al 2022. Justo ese 22 tan mimado! Y sacar conclusiones baratas. De esas de un secundario de Morón o de una tarde de tererés con galletitas, o de borracheras de tequila champion. Y conformarse con que las muertes son ciclos, y el temor de nene que no sabe crecer, de bici sin rueditas o condones rotos. De los malos tragos con colectiveros, o de piñas en la canchita de tierra. Fanatismos baratos con olor a via crucis e incienso, con monjas rezándome para sanar la sangre que me tapaba la vista. Nerviosismo madre, nervios incontrolables, supremos y vacíos. Tardes noche de Under the bridge y masoquismo. Quemarme los dedos adrede con la colilla mas puta de todas; la del armado peor armado. Todo debía quemarse, no sólo el dedo. Y la cabeza de por sí tenía ese fuego propio, fuego azulcito y mas que nada cenizas. De las rachas y golpazos. De eso se trataban estos días. Abrazarte Estefi y que sepas que estoy aca, siempre. Que Damián, te hagas respetar, carajo, y sabes que es con amor! Que no te pongas loca Anita. Que saques lo malo Papá, desahogate. Que Rosa, no tengas miedo y que todo se quema. Y tambien todo se apaga. Acá estoy bien! Olorcito a queso en lo del abuelo y plantita de terciopelo. Y las caritas de los leones en los desagües plateados de cada casita de ese parque de Merlo. A todos nos tocará, dicen. Juro que me ocuparé de vivir, y si es feliz, mejor, entre ladridos y viento sur, o tinta roja y tu glostora tango club. Apaguemos el velador. Beso!

Rosa

La virgen, la rosa y la radio portátil... Retrato semioscuro con matices de blancos luminosos cerca de sus pupilas. El catre frío desde su rigidez metálica, casi como sus esperanzas de felicidad. Los tonos de rosa aniñándolo todo, casi como una burla a su vejez cada vez más nitida, mas arrugadamente visible y demostrada en sus mecanismos. Los quejidos la abrigan junto al puyo catamarqueño de alpaca. Los dolores la aquejan y el estómago le suena tímido como esos rezos que cantaba todas las noches. Su memoria fallaba en ubicación temporal, pero recordaba anécdotas de niña. Esas medias bordó...

jueves, 4 de octubre de 2012

octubre y sus cositas.

La parodia empezaba con el violeta en la sonrisa por dos copas de tinto en el fauyer del teatro. A esa altura no recuerdo bien si ya era sueño o si seguía siendo parte de lo que usualmente deliberamos real. Puesto que el punto de inflexión entre esos dos estados es irreconocible, nos sumergiremos de lleno en el sueño y mezclaremos en la paleta para pintar con destellitos de realidad. El teatro estaba ahí presente, pero no se trataba del edificio que siempre se nos presenta en la cabeza cuando nos dicen "teatro". El teatro era el salón comedor de la casa de mi infancia. Quizás un poco distorcionado en proporciones y con cierta asimetría arquitectónica que los sueños y las sustancias le brindan a la mente. El público intuyo que eran familiares y amigos. Mis mas cercanos estaban compartiendo sillón conmigo. Ese sillón para tres, marrón; el de mis primeras experiencias sexuales. Y sentados ahí,en constante expectativa, mi hermano de sangre, mi hermano por elección, mi confidente sentada en el apoya brazo (siempre transgresora en elección de asientos), la muchacha payasa, y creo que la tortolita tambien, sonriente. De fondo en una mesa que bien podía ser parte del escenario, oculta en la oscuridad con la sombra de una señora que no paraba de comer de un plato hondo eterno. Por fin empezó la obra con luces intermitentes de colores tanto menos extravagantes que la protagonista. Se paseaba en tules multicromáticos y varios dijeron "not bad!". Era pura simpatía la muchacha, esbelta, de cuerpo particular. Actúa mal! La payasa reprochaba y yo asentía. Canta mal! Decia uno de mis hermanos y yo asentía. Creo que seguía siendo todo parte del sueño porque la confidente aplaudía feliz. Y asi es como quiero verla en la realidad. Los bailarines que no gozaban de protagonismo y ni siquiera de luz, se chocaban entre ellos atolondrados e impedidos por múltiples músculos y pocas neuronas. La actriz no dejaba de sonreir. Un celular sonaba y uno de mis hermanos se volvía loco por saber de donde venía el ruido. Del pasillito, creo! Donde está la rejita. Que sacaba la cabeza el perro, viste? La sombra de la señora seguía comiendo y cuando podía dejar de ver a la rubia del escenario, me detenía en ella con ternura. En uno de los actos la muchacha rubia me toma de la mano y me guiña el ojo. Como en un pacto silencioso y no se porque creo yo que vengativo, parece sugerirme algo. Pongo cara de entendido y sigo comiendo nachos con queso que nos ibamos pasando con cuidado de no volcarnos. Cuando la gente que estaba parada en el oscurísimo living empezó a impacientarse por la conclusión de una obra desprolija y sin sentido, todo se frenó. El final acechaba y las luces inundaron el salón. Las cortinas y persianas se abrieron y era una luz de domingo a las 17. La señora dejó de deglutir ese alimento espeso, que parece ser que eran penas. Fui a abrazarla y con su cara arrugado me dijo cuánto me quería. Aunque tambien me dijo ingrato! La función seguía con la hermosa bailarina arropada de un vestido de tela brillante y mas tules, todos en tonos de violeta. Estabas dispuestas las capas de telas de una forma que la hacían parecer dentro de una carpa. Un retazo descocido le caía en el entrecejo y resoplaba con disimulo para sacarselo de encima. Lo último que dijo la inagotable actriz fue "cumbia si, trabajo no". Y todos terminamos bailando cumbia en el salón comedor living de la casa de mi infancia.

domingo, 30 de septiembre de 2012

corta existencia del Mesías

Sucedió una tarde de Setiembre (que feo suena) que nació un Mesías. El muchacho éste iba a ser el salvador de este mundo tan contrariado y perverso. El Mesías tenía su tez oscura y le gustaba vestir ropa deportiva y zapatillas con resortes. Un mal día un viejo facho que sentía que era un salvador social salió a matar "negros" para hacer justicia y reordenamiento. El Mesías cayó muerto en Villa Urquiza por tres balazos en la espalda del arma del viejo facho.

Carta a una Blancuspia

Querida vos! Tanto tiempo y yo sin verte ni a vos ni a mi. Como te habrás dado cuenta me he rodeado de nuestra mas temida mediocridad. Debes notarlo en los últimos escritos, en especial en el publicado en Blue mention, la revista semanal. Yo noto que si lo notaste, puesto que tus críticas por carta ya no me llegan. Me hacían tan bien como acariciarte el lomo, mi pequeña Blancuspia! Claro, igual, está la otra posibilidad que barajé. La de la posible extinción en tu pueblito (algo parecido a Constantinopla si mal no recuerdo) de la raza postal, carteros como les dicen. Desearía algún día nos hagamos un tiempo de nuestras vidas de grises y signos pesos, y nos cedamos nuestra mutua compañía, como para discutir temas ignotos con ese estilo tan peculiar de no decirnos las cosas del todo claras, y por qué no desafiarnos en algún juego de esos que nadie conoce. Por mi parte todo bien, por parte de los demás no tanto. Ellos son el problema, no yo. Acá terminando un celeste, si, aclaré mi tabaco porque en estos instantes algo fuerte haría de mi una bomba de tiempo. De música hablaremos de frente. Espero algún café con humo y tu sonrisa en la blanca constelación. Con cariño... Este.

sábado, 29 de septiembre de 2012

sus defectos

Citar por citar defectos, nomás, ahí empecé la lista que no terminaría hasta que morí; no tener pasión, no saber decir no, falta de inventiva, falta de decisión, falta de iniciativa, mentir mal, exagerar, no dar la cara, no ir de frente, hablar sin saber, reincidir, alardear, esperar, esquivar, buscar, hacerme daño y por sobre todo no dejarse llevar por mi acoso mental...

Descarga

Astor se secaba las lágrimas y se preguntaba cómo puede estar sufriendo tanto por una mujer que sólo buscaba lo que el le enseñó a buscar; su felicidad individual. Entonces el flagelo de Astor era mucho mas sano que esos cócteles que le ofrecían sus vecinos nuevos. Era un témpano corredor y la meta era la hogera. Necesitaba destruirse y matar. Y si era a el mejor. Llamó a su confidente y le mostró los dientes mediante el tubo del teléfono; dientes rabia, dientes traición, dientes pena, dientes de no soy nada y me doy cuenta. La confidente ayuda, mas no cura. Colgaron y la idea era no colgarse. Tranquilo estaba Astor en saber que su sufrimiento duraría mucho mas. No tendría nunca las hagallas de sacarse la vida, salvo cuando no la valorara mas que otra, como cuando uno tiene un hijo. Astor quería un hijo para suicidarse. No! Astor quería una mujer que no lo quiera por bueno, ni por lindo. Se cansó de eso! Quería ser de esos hijos de puta machistas, maltratadores y con dos dedos de frente. Ahi si tendria a la que quisiera. Ese pensamiento le duró dos minutos y se puso a escribir basura. La única en besar sus labios hoy era la colilla de su cigarrito bajonero.

viernes, 28 de septiembre de 2012

cancioncilla a revisar

Prefiero que te guste su normalidad Atroz, antes de acostumbrarte a mi locura. Estimo que no entiendas mi inconstancia en el amor, y que tu gran paciencia cambie todo lo que tengas para dar. Aunque confundas emisario. El recibir tu amor es menos de lo que andaba buscando! _ Prefiero que te quedes en el molde secular, antes de acostumbrarte a mis salidas. Estimo tu paciencia y tu forma de cambiar, y como actuas de bien y a la vez mal porque lo sabes muy bien. Porque actuaste para el carajo. El recibir tu amor es menos de lo que ando mereciendo.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

apnea

Cuando por harto fin había descubierto que su frecuente apnea era menos neurológica que fisiológica, un cariñoso sentimiento de alivio lo acarició. Sentía un miedo controlado de que la apnea irrespetuosa esa se suceda en seseo, o peor aún, en ese cóctel de tics que atacaba cuando niño. Sin contar la insoportable alergia que mamá curaba con talco y rezos. El zarpullido invasivo avanzaba hasta debajo de las uñas y no existía canción que calmara a la fiera. Ni Michelle, ni Lucy, ni el caballito blanco. Era desesperación al punto del moqueo y el llanto sollozante. Nunca risa. Siempre ese hipo galopante (hipo caballo, valga la casualidad) que aturdía el cuerpecito, y el corazón en la garganta como queriendo hablar. Los baños en la bañerita celeste con esponja cuadrada y playmobil buzo. Nada de patitos de goma amarillos. Nunca vi uno. No se que tan clásicos considerarlos. Los vapores a ducha ardiendo y los golpetazos en la espaldita. Despues escupir la flema. Escupa esa flema papá. Si no terminaba vomitando era un día afortunado. Vomito por boca y nariz. Mas que rareza es una claustrofobia de fluidos y despues recordar que comí. Lo gracioso es ver flotar los menúes de días anteriores. Si todo salía bien, futbol en el jardín de adelante con papá. Ojo con la rosa de la abuela Homónima y nada de trampas papá. Él, saludando a la vecina ausente, yo que miro para hacer lo mismo, y en ese descuido llegaba su gol de Boca. Un gol tramposo y ahí libriano maricón, corriendo a mamá para contarle la injusta acción de su marido. En esos segundo ya no era mi padre, sino un Latorre haciendo un gol con la mano o un Manteca Martínez en offside sabido empujandola en la línea. Merienda feliz los 3, previo paso por Pepillo y capaz si el viejito estaba de humor ligaba un chocolatín Misky de arriba. El de los elefantitos. Chocolatada y galletitas horóscopo de las de Elvio, sumergidas. Orden de los signos según la jerarquía familiar; Leo abuela, Leo papá, Piscis mamá, Libra yo. Asi con todas las familias de tíos y primos tambien. Árbol genealógico chocolatoso armandose en la mesa y la abuela sacando todo para jugar con Renée a las cartas. La negrita simpática siempre con caramelos cosmos encima y los violetas mi fantasía. Los amarillos le seguían. Viaje a Morón con papá y tirarle el pelo a la mujer de adelante. Perdone al nene! Y yo puro balbuceo infantil pretendiendo entendimiento de movimiento no premeditado. Seguro ligaba caramelo o beso a la chica. Y que lindo nene, que ojos, que cachetes. Mis primeras citas de colectivo, pienso. Y empiezo a sentir que la apnea de a poco desaperece en este 166 repleto de gente y con poco aire. La apnea es la nostalgia y el recuerdo el oxígeno. Y me imaginé muriendo. El último suspiro, el olvido absoluto.

domingo, 23 de septiembre de 2012

estar con vos

Si realmente todavia compartimos ese sueño creo que las cosas las estamos haciendo mal. Porque vos seguís con el y yo todavía llego a casa errado y errante buscando excusa idiota para no pensarte. Y por mucho que quiera entorpecer tu camino, no lo hago. Y por tanto mas que desee emborrachar el corazón mío para aludir que amo a otra, no puedo. Te siento en el espacio que no ocupa este cuerpo frío, desalmado, en mi cama. Te espero en cada vuelta de esquina, sonriéndole a mi pecho trajinado. Te busco en cada sombra de taza de café hogareña, o en los placares, porque fácilmente entrás en ellos. Pero vos seguís allá con el. Equivocada como yo considero. Y yo acá enamorado, con ganas de estar con vos...

miércoles, 12 de septiembre de 2012

PERSONAL AUTORIZADO (el vendedor paciente, el cieguito de la calesita y la salud de mamá)

Cuando tenía 22 años Astor dejó el cigarrillo casi sentenciado por la muerte de su mamá a causa del tabaquismo y una caprichosa arteria que dejó de querer que el torrente sanguíneo pase por ella.// Klaus se había separado de su madre una tarde (naranja y rosa)de Julio en el Barrio de La Paternal, cuando ésta se apresuró a tomar el Ferrocarril San Martín a Retiro para combinar con otro tren que la llevara a Cármen de Patagones. En ese momento, el pequeño Klaus no entendió bien lo que pasaba. Desde ese momento nunca más dijo la palabra 'mamá'.// Hoy después de varios días de ausencia recibí el llamado. Su voz fuerte de esencia pero leve en caudal, aireada, disfónica y suave como un violín afinado, enternecía todo el momento padre/hijo. Mi padre me contaba serenamente que Anita estaba siendo llevada a un Sanatorio de San Miguel para una angioplastia (nunca había escrito tantas veces esa palabra como en la última semana). 'Viste que le da al pucho', 'pero no aprende mas', 'y dice que no fuma tanto', 'y no se cuida Anita', ' y los nervios', 'puf'. Cuando el tren llegó a la estación San Miguel empujado por una lluvia oscura y marginal gritándole improperios a todo rastro femenino y silbando potente para anunciar su paso, supe que cada vez estaba mas cerca de verla, y plaf!, agua en la zapatilla. Una señora avanzaba lento, casi sin quererlo, bajo la copiosa garúa, y me remontó 'recordatoriamente' (asterisqueó sería un verbo delicioso de usar) al viejo vendedor paciente de la línea D del subterráneo de la Ciudad. Era el vendedor menos vendedor del mundo. No intentaba vender. Mostraba el producto, no generaba necesidad de comprarlo. No agotaba energías; caminaba lento y sonreía sinceramente. De vez en cuando charlaba con algún pasajero que le devolviera la sonrisa. Sabía que tarde o temprano alguien le iba a comprar y puedo jurar que no era una vieja estrategia marquetinera. Estando fuera de toda globalización y dinámica de redes sociales, y de la era de la inmediatez, el tenía sus propios íconos; un feliz sombrero azul en composé con su bufanda peluda. Tres cuadras de ida y tres cuadras de vuelta caminé en el lluvioso y turístico (preguntar por qué turístico) San Miguel, y la misma bufanda la tenía una persona que a su manera miraba la calesita. Hace cuanto que yo no veía una calesita (Castelar con papá). El hombre reía con su bastón blanco; gemía de alegría con el chirrido de los arcaicos mecanismos y extasiaba con la música balbuceando brujerías propias. La veía a su manera el cieguito de la calesita. Y la salud de mamá ahí. Esperando o mejor dicho extrañando a una cuadra y media en el Sanatorio que en letras verdes luminosas decía imponente ''SA ATORIO SAN MIGUEL''. A mi lado mi gran amigo, mi hermano del alma, mi hermano de sangre diferente. Mientras cruzábamos mal la calle por el medio de la cuadra y empapándonos entre bocinazos y garúa, el bolsillo me vibraba en sinfonía, y eran mensajes de toda la gente amada, que amo y que me aman a mi y a Anita. Todo energía era, todo amor. Para cortar con tanto cariño el Jefe de Unidad Coronaria decidió cerrarme el paso; SÓLO PERSONAL AUTORIZADO! La frase del día decíamos con mi amigo. Y como quien no quiere la cosa, desentendiéndome de todo me transformé en rata. Escurridizo, oscuro, traicionero, y llegué a mi meta. La puerta de terapia intensiva brillaba de blanco como la chaqueta de la enfermera de tono aparaguayado que me atendió cuando golpeé la puerta clandestinamente. Le expliqué la situación, que sabía que no era horario de visitas, y casi en tono llorozo (clases de teatro al pelo) me hice escuchar. Y Anita reconoció mi voz. Y yo la suya, a un 42%. Le pedí diagnóstico a la enfermera y me dijo con un guiño, invitándome a pasar: ''que se lo diga ella''. Pura sonrisa, furtivos pasos y el salón oscuro. Me pesaban los pies y lo único que me incitaba a caminar era esa luz que irradiaba su cuerpo desde el catre frío. Ella ahí con su camisoncito, tan frágil. Yo adentrado como en ese instinto a seguirla, como de bebé. Llegué, nos miramos y ya le corría una lágrima por la mejilla. Puedo asegurar que esa lágrima se gestó en el momento en que escuchó mi voz por vez primera en la sala. Nos abrazamos como pudimos en medio de tanto cablerío y sueraje. Ojeras profundas y mirada tristona. Es tan chiquita, mi vida! Tremendo buraco ensangrentado en el cuello. Esa piel suavecita y cálida. Pielcita de diabética, como le decía yo de chico sin saber lo que significa diabetes. Es mas, en esa época Anita todavía no era diebética. Hablamos, nos amamos tanto, minutitos pero la vi, y mas que nada me vió. Sentí sus labios en los míos y juro que esa imprenta borró todos los insultos en las peleas que tuvimos. Le besé la mano para despedirme por ese día y le dije lo que sentía. Me desinfiltré de terapia agradecido. Salude al Jefe de Unidad Coronaria, Doctor Menguán y la puta que lo parió, y me sentí Personal Autorizado. La sonrisa de mamá y su corazoncito late. 06/09/2012, Castelar.

Timbaland

Timbaland era un pequeño pueblo que tenía las cualidades de cualquier otro pequeño pueblo. No se llamaba Timbaland en realidad, ni tampoco Timberland, ciudad con que la gente solía confundirlo. Se llamaba distinto pero le decían Timbaland. Y claro que tenía todo lo que cualquier pequeño pueblo puede llegar a tener; un casino, una iglesia, una agencia de lotería y creo que también había una escuela. El gran premio de potrancas del pueblo reunía gran cantidad de espectadores de muchas partes del estado, en el gran hipódromo del pueblo. En Timbaland abundaban los políticos; casi todos los habitantes de mayoría de edad cumplida eran políticos, y su estructura política estaba armada de manera diferente a la de los demas pueblos, ciudades y otras yerbas del estado. La cantidad de senadores y diputados era sorprendente. Las sesiones de las cámaras del Senado eran populosas y duraban meses. El edificio donde se llevaban a cabo eran grandes shoppings y las habitaciones eran comodísimas. Una extraña ley que sucumbió en todo el estado fue la de matar a todos los gatos negros del pueblo. Parecía ser que los felinos de este color agredían la fortuna de la pobre gente del lugar. Fue así como desde Julio se estableció al pueblo como libre de gatos negros. Los habitantes se sentían seguros y reprochaban a los anteriores mandatos por no haber implementado esta obvia medida en la antigüedad. Se respiraba paz. Los loquitos de las ONG en lucha por los derechos de los animales refunfuñaban iracundos. Como bien dijo el dueño del casino: "parece preocuparle más el derecho de una bestia al de los propios humanos". Y era verdad. Un niño merecía crecer en las calles de su pueblo sin esa cuota de mala suerte que aportaban estos animalitos del demonio. Además otra ley impulsada por el Diputado Ravens había hecho crecer la población de perros callejeros. La mierda estaba por toda la ciudad. Incluso se obligó en el dictamen 67, un decreto extraordinario, que los habitantes que saquen a su mascota no deberían juntar la mierda cuando los animalitos defecaban. Así se mantenía el orden azaroso de pisar un buen sorete e ir uno contento con esa cuotita de buen augurio que conllevaba esto. Algunos nenes eran incitados a cagar en la calle por sus padres, y otros adultos menos pudorosos que los mas conservadores, desparramaban sus heces por todo el pueblo. Timbaland era con honores el pueblo con mas suerte de todo el estado. Y capaz el mas hediento.

martes, 11 de septiembre de 2012

Carta de Astor a un niño

Querido niño, dos puntos y un par de espacios para abajo. (Sangría y empiezo)Espero en algún lado estés feliz; no se si dentro mío o por el mundo, no se si en soledad, como aprendiz de humano, o en companía, o en manada, o en algún lugar perdido, vagando entre la gente de la gran ciudad o en la maleza, o un bosque vírgen o una selva. Espero te acuerdes de jugar y que no sufras. Que vivas tu alegría de juguete nuevo y tu melancolía de primer juguete, o de juguete perdido. Espero no extrañes a nadie porque eso no sirve casi para nada. Espero no te aferres. Espero tantas cosas y mas que esperar es desear. (Tachá todos los 'espero' puestos y poné ´deseo´, o mejor aún usá borratinta, que encontré la pluma y la estoy escribiendo con ella a esta carta. Extraño el olor a borratinta, pero vos no extrañes nada) Acá en casa todo bien, solo, por fin! Como te gustaba a vos, que festejabas las ausencia de papá y mamá cuando se iban a hacer las compras lejos, para buscar precios. Y? mejoraste la timidez? Bueno, bueno, no es que te quiera imponer, sólo que como te digo siempre, sólo sobrevive el mas apto. No mires tanta tele, lee mas! Pero no en la oscuridad; yo no veo casi nada por eso... Y tambien dibujaba a oscuras. Vos seguís dibujando? Me encantaba tu estilo, yo sigo buscando el mío.(Suspiro) Ayer me acordaba de vos... cuando jugabas a las bolitas, el opi en la tierra y las rodillas mugrientas. Las hormigas y su trabajo planificado y vos con palitos ayudándolas con la carga. Aunque a veces le amputabas el culo a alguna para oler esa sustancia pegajosa que emanaba un olor ácido. Más tarde me puse a pensar y ahí me olvidé de todo. Una pizca de vos me inyectó esa tarde en el subte, y yo sacando la cabeza por la ventana, y yo con el viento en la cara, y yo escribiendo como escribías vos, ves? Me duelen las rodillas. No tomo tanta leche como en esa época. Como en la época que yo era niño, digo, como vos. Y así me voy todos los días a dormir pensando en vos, deseando que estés bien, deseando. Deseo algún día encontrarte, deseo. Quisiera ser vos, a veces. Pero eso no está bien, ahora.

Grulla

Milan Kundera la hubiera llamado la jirafona... yo la Grulla. En momentos me ahogaba en su baba pegajosa de vulgar mediocridad, de chica normal. Ninguna de sus partes me pertenecían. Nada me causaba intriga de sus protuberantes centímetros de piel. Ni siquiera el hombro, que sabe Dios, que es mi debilidad en las mujeres. Me extrañaba a mi mismo en esos días, libidinoso, enérgico, impulsado de ganas. Mis ganas eran necias. Quería un masaje en el cuello, un cafecito con masas, una plaza con nenes vestidos de colores y un mar para contemplar. Tembloroso me levanté de la cama mirando de reojo a la Grulla gozosa como niña desvirgada por un experto, grotesca. Me miré los dedos empapados y caminé hacia la mesa del living a armarme un azul que me salve de la realidad. No tenía ni mar ni plaza. Ni cafecito con masas. Ni plaza con mar, ni niños con masas, ni café con masajes. Tenía una impetuosa mujer queriendo mas de lo que deseaba... Tenía el hígado desgarrado. Necesitaba esa receta de la vieja pitonisa para limpiarme las tripas con aceite extra virgen y jugo de naranjas alguna noche de rara luna.

domingo, 9 de septiembre de 2012

bitácora

Día 78: me parecía ya una broma de mal gusto. Todo ese bueno y cortés sentimiento a la basura y en estos días no me traías mas que malas rachas de caballos que no ganan ni un premio en Palermo o esas enfermedades y desgracias que uno piensa que a uno nunca le llegarán... Uno... Un día mas... Y si te tuviera a mano!!! Ahi si! Te agarraría de ese cogote finito y lleno de malas intenciones. Ese que alguna vez (si, el cogote) fue puro y cantaor de alegres polkas litoralenses e historias de un tío que era el tío de todos, cosas locas del interior. Pero no te ahorcaría! Porque pese a que tus primeros pasitos en el lecho de las hijaputeadas los diste conmigo (o sobre mí) te guardo un respetuoso y masoquista cariño. Asi lloro mi 4to vaso de ron del día y te recuerdo, dándole tus saludos a mi madre, o en alguna graciosa anécdota donde seguís siendo la buena, y el olorcito a sopa paraguaya que me hace besarte en el recuerdo.

jueves, 30 de agosto de 2012

unísono

Astor andaba galopando a paso lento y feliz con ese pelo rubio y largo que le sobresalía de la ceja derecha como un Yang entre el oscuro cabello, satisfechísimo de ese encuentro paradójico con la secretaria que había viajado (tambien paradójicamente) a la Islita donde él trabajaba ahora. Ella acusaba razones de 'necesitaba un descanso' y de 'un lugar así es el que necesitaba' y de mas cosas que no recuerda pero que los hizo encontrarse voluntariamente al otro lado de América, en un bar bien yanquee pero que recordaba a Buenos Aires. Lo lindo era el color del cielo, cuando bajó del trolebús apretujado con unos músicos nativos simpaticones que le reboleaban las maracas por delante de los ojos grises tornasolados de un Astor todavía joven, todavía vivo. Las 6 cuadritas trazadas a mano por algún borracho de oficio se le hicieron ese día erguidas y orgullosas. Cruzaba sonrisas melosas con la gente del ´´barrio`` y hasta tuvo un orgasmo peculiar y cero libidinoso en el momento en que cruzaba St James por la esquina de Lovdanha, cuando venía silbando ``Uno`` como para sentirse mas aún en Argentina. Cuando llegaba a la parte del estribillo y a la esquina de las calles antes citadas, un hombre cano y petisón con un perrito de mierda, de esos de bolsillo, lo miró fijamente continuando el silbido en composé... Silbó el estribillo del tango que el silbaba!!! No lo podía creer en esa sonrisa guasonezca que se le despertaba muy de vez en cuando, cuando el goce lo empapaba o cuando decía alguna mentira chistosa. En ese microsegundo pensó en frenar al tipo y cuestionarle el por qué de silbar un tango en ese país! Y justo ese tango! Y mas justo, que silbe la parte que continuaba de su silbido! Esa casualidad lo hizo sonrojarse y estremecerse azulmente! Ya venía entonado del capítulo 4 de un libro de Cortázar, imagínese toparse con semejante suceso! Así suspensivo y exclamativo prosiguió el camino a su apartamento enorme. Saludó a la gorda nativa del edificio, sonrió al tipo que lo miraba detrás del espejo y el ascensor frenéticamente se expulsó hacia el once con un tono amable y juraría que le dijo `bienvenido`. Saludó al vacío departamento, esta vez sin errar de llave, y se puso a escuchar una música hermosa. La misma que la de ayer, pero la hacía hermosa toda la noche violácea que le había regalado un sinfín de caricias.

miércoles, 29 de agosto de 2012

exilio corporal

La noche le caía mas gris que nunca en los zapatos esos días lejos de su ciudad. El triste Astor con sus mas de 364 meses encima y un rumbo errante polvoriento, arenoso por el ventarron de la islita caribeña a la que había ido a parar. Cada noticia lo abombaba un poco mas y lo hundía quizás merecidamente... Ni su rinconcito Kitsch lo consolaba. Si, el se armó uno siguiendo mi consejo, y se lo llevó consigo siempre. Lo único que le faltaba le sucedió cuando su esteril caminata finalizaba en destino. Su cigarrillo le quemo el dedo mayor indicándole su mala racha. Agobiado por el leve tintineo de su ser y por el soluble carácter que demostraba, pasó sin saludar a la gorda nativa de la puerta del edificio donde se alojaba en un piso digno de un ejecutivo porteño, de esos que ostentan mas de lo que tienen y son. El era un muchacho que quería inspiración. Le gustaba aumentar su depresión porque sentía que esa era la mejor forma de crear grandes obras.observó el lobby con desprecio, en especial con un odio infinito a ese tipo que caminaba imitando cada movimiento del otro lado del largo espejo. Subió las escaleras hasta el 11vo piso. Se negó al ascensor. Erró en la elección de la llave y pegó un portazo certero para indicarle al vacío apartamento de que el había llegado. Le sonrió a la heladera llena de comida y se consumió con su cigarrillo llorando lágrimas secas e invisbles. Añoró un par de princesas y la soledad se burlaba de su corte de pelo. El respondió cortez a ese maltrato y se puso a cocinar sin hambre para alimentar a ese cuerpo inherte e inhabitado. Le ofreció un gran banquete que por razones obvias no disfrutó. Su alma seguía bailando un tango percudido en las veredas de Villa Crespo con un Pugliese burlón en sus notas, confunfiendolo hasta el harto acto de pisar a la dama. El postre no fue mucho mas acogedor y vomitaba minutos despues un sinfín de coloquios irreproducibles por el mero hecho de su sinsentido. Miró por su balcón abismal y el cuerpo frío de Astor dejaba caer su alma hasta la vereda violeta de ese barrio sucio de esa isla hermosa. Extendió su mano en un saludo largo y feliz. El alma se alejaba a paso lento y torpe. El cuerpo sonreía en tono agudo. Por fin había podido separar las cosas. Los cócteles no son siempre lo mejor. El cuerpo se tiró al futón a ver el sorteo de la lotería en su plasma gigante mientras se hidrataba con un ron barato, regional que le había regalado la gorda. Estiró los pies. El alma le mandaba mensajitos mentales. Fue una hermosa noche y se durmió entre unas remeras viejas y una foto de ella.

lunes, 27 de agosto de 2012

juegos

Me di cuenta que habia empezado a madurar cuando la rayuela era de preferencia mas divertida que la mancha. Era más pacífica; uno parado analizando primero el panorama dibujado en tiza o piedra, o pedacito de ladrillo. O con rama en el caso de jugarse en terreno arenoso o terroso. Segundo factor de mi preferencia lúdica, el cálculo y la decisión; dónde deseaba que la piedrita cayera y luego atinarle a ese deseo usando la biomecánica del brazo y todos los segmentos complementarios (músculos agónicos y antagónicos) que completen el movimiento de lanzamiento. Ya a esta altura de la mancha yo estaría todo empapado en mi sudor salado y con la vista enchastrada por lo mismo. Además mi resistencia hoy no es la de aquellos tiempos por culpa de tantas cosas. La rayuela continúa en la búsqueda; ir por ese objetivo que se lanzó como proyectil a un firmamento, a un panorama apenas dibujado, para una vez que volvamos a tener ese testimonio entre los dedos, todo se vuelva menos irrisorio y más real, más leal a lo que se es hoy en día; un adulto que no transpira por correr con sonrisas, sino por estar apretado en el subte yendo a la oficina. La mancha a todo esto no tenía mucha mas vuelta que esto! ''Tocado'', ''sos vos'', correr, ayudar, salvarse a uno, salvar al otro. ¡Sí que tiene valores! Pero el hecho de correr tanto fue lo que determinó a mi preferido.

análisis de tu dulce trampa

No sólo que era calculadora la estratega, sino que planeaba tenderme una dulce trampa. Si bien eso caía de maduro en que era malo, lo peor es que yo quería ser víctima de ese escollo. Porque detalladamente había trazado la estructura pendulante en la que cognisitivamente iba a decantar mi cuerpo así, aferrado a mi alma y a la suya. De a poco. Todo fue gradual y un tanto lineal. Unos besos fugaces y tras bambalinas. Unas palabras revoloteando y sin enamorar del todo, marcando cierta distancia que se iba a despedazar en esas ansias locas de volverla a ver. Quizas la estratega tenía todo estudiado, premeditado... O se estaba dejando por fin guiar por sus sentimientos?

domingo, 26 de agosto de 2012

al amor...


Eras tan ahumado, mierda! Y me despertabas ese aroma demasiado salado, como las bocanadas de mar que me tragaba sin querer hacerlo en esas playas desiertas de Santa Teresita, en uno de mis peores momentos de verano, crucificando al mar desde pequeño para despues a través del respeto que antes había sido miedo, canonizarlo como un Dios, casi, como una musa inagotable.
Eras tan ahumado; me despertabas esa ansia loca, ese nervio tembloroso de cuando se te ocurre algo brillante para pasar al papel, esa obra maestra precoz, pero nada alrededor para escribir. Ni un pedazo de carbón ni nada y la memoria, poco confiado de ella y cada vez mas perdida, va distorsionando el relato para hacer como cada uno de los que escribo, algo mediocre, uno mas...
Tan mediocre como ser parte del público que aplaude a un artista que no lo ha convencido en lo mas mínimo en su actuación y que por el mero impulso ovacionario de la masa se remoriza en un aplauso vacío y odioso como para ser parte. Falso!
Ah! la mediocridad, como nos acostumbramos a ella. Vos no eras mediocre, ni nada similar. Eras tan ahumado! Tan condimentado como cada palabra que sale de tu lengua sedosa. Tan picante como cada beso. Eras tan ahumado, dios! o Dios?
Te convertiste en eso a medida que el tiempo caminaba hacia el final... una mentira con un sabor a cuestas. Eras tan piadoso, pero no! Yo no te veía bueno... sólo te veía tan ahumado...

jueves, 23 de agosto de 2012

Uno

Se quedó estupefacto y estúpidamente colgado mentalmente mirando fijo el puntero del mouse en el medio de la pantalla con un gesto facial tan irritable para el espectador que si alguno de sus compañeros de oficina le hubieran atestado un buen cross o una patada voladora en la sien, no me sentiría menos que aliviado y reconfortado. La vista se le nubló entre lágrimas y esa manía hipocondríaca de sentirse víctima exclusiva de alguna nueva enfermedad (otra manera de quererse sentir protagonista en algo, alguna vez). Una imaginaria alarma chirriante y punzante a la vez le resonaba en el yunque, el caracol y el estribo, si es que se llamaban así los huecesillos del oído que nos enseñan en primaria. La boca se le secó unos segundos y una sonrisa nerviosa trazó la periferia de su nariz ancha y ganchosa. Perdió los estribos y resonó un potente y breve ''no!''.
Vaciló. Ya cuando su cara volvía al color normal despues de ese repentino sonrojamiento magmático procurando que nadie se haya percatado del escandalito, se desprendió del sillón de la oficina. Sepárose de su escritorio ayudándose con un empujoncito de sus manos sudorosamente frías y temblorosas. Rascó su cabeza con aparente incertidumbre y se dirigió a su confidente. Se sentía defraudado (con el mismo), mareado, vomitivo, traicionero, mentiroso (sólo porque de esa manera lo había llamado ella), un tanto débil y promiscuo.
El piso temblaba tanto como cuando pasan los subtes por el andén. Estaba todo distorsionado, desde lo visual hasta lo auditivo. Todo lo sensorial en sí, como cuando la presión ocular atacaba presurosa.
La noticia fue más incisiva de lo que pensó. La decisión era un fracaso para la mayoría. No se opuso (susurraba la parte mezquina y peleadora de su cerebro alborotándole la tranquilidad de la cobardía). Pero el deseo de ese viaje a otro país, del traspaso, en cierto lugar estaba latente. Lo peor era el miedo y la imposibilidad de decir que no (una de las posibilidades) fue tomada como error a mejorar a futuro. Su intuición le dijo que tome la decisión; sabía que ese país chiquito y de tercer mundo no era el mejor destino para un pequeño empresario en crecimiento. Pero se dejó llevar por sus sueños y las señales. Quizás era el momento para que el destino le guiñe un ojo, a el, como unidad, como individuo, como él.

Rinconcito Kitsch

Todos deberían tener su rinconcito Kitsch en su casa. Es una llamada a la nostalgia; asteriscos a la infancia y a la adolescencia, ya pasadas. Cada sectorcito con su historia. Cada sentimiento en un lugar merodeando, fusionado a algún recuerdo taciturno y porqué no nebuloso. Los colores heterogéneos fundiéndose en el fondo suave de la madera barnizada por las caricias de las primeras novias. El metal frío de los malos ratos en épocas de hambre y pequeñas piedras color fuego tan esperanzadoras y cálidas, representando esa familia amorosa y contenedora. Esos juguetes coloridos, extintos, únicos, reflejando la amistad de los de siempre; los verdaderos amigos.
Lo Kitsch surgió de la necesidad de captar mayor iluminación, mas inspiración. Los colores le reavivaban las entrañas pensadoras de esa cabeza irracional que no le presentaba el caudal ni la amplitud de vocabulario suficientes como para sentirse conforme por un segundo aunque sea...
La mezcla irrespetuosa de colores, formas, estilos, texturas, sentimientos por qué no. Espíritus de ese niño que alguna vez uno fue; eso era lo necesario para la perfecta inspiración, para la divina proyección. La perfecta toma de esa ojofotografía, tomando el plano como con las dos manos en forma de marquito, poniendo los dedos como dos ''eles'', hermosa letra. El ángulo de torsión del cuello ligeramente inclinado hacia el piso, como queriendo escuchar los pasos a lo lejos, y el párpado menos hábil cerrado con fuerza, engañando a la estúpida perspectiva que tanto le mareaba en esos trabajos eternos de plástica.
El rinconcito Kitsch es una especie de templo de viaje en el tiempo a ese lugar y momento en el que el niño que es uno era feliz. Especie de acceso directo al niño. Especie de viaje al centro de uno mismo.

viernes, 17 de agosto de 2012

El día de impresión de Klaus

El sueño recurrente de un pobre Klaus mas flacucho que nunca y con el acné mas florecido de todos sus años, era una tarde de primavera en oscuros tonos carmesí metiéndose en cada ángulo del rectángulo que simulaba su mente ser una pantalla en la que transcurría esa película, la de él, parado al lado de la parrilla y besándose con su profesora de 6to grado; la horrible y colorada profesora de 6to grado. El aliento putrefacto y esa lengua viscosa y pendulante que segregaba un ácido hostil, que Klaus tragaba a litros. Y se despertaba asqueado...
Lo mas repugnante fue cuando hace unos días se acercó a Ichtios, la griega, y pudo detectar que su aliento (si no era el mismo) era muy parecido al de la detestable profesora de 6to grado. Sentía vomitar! Ni la piel bronceada en contraste con ese pelo rubio de notas alegres, ni sus ojos celestes como el Egeo, podían sacarle la inmunda imagen en tonos rojos de la colorada. Sumergido en el espanto nauseabundo de un áspero recuerdo reflejado en la mujer con la que solía entumecerse, se alejó de la situación. Bajó apresuradamente a galope moderado, como para que no noten que escapaba, pero para tampoco parecer que todo estaba bien. la remera gris, apagada, se iba llenado de esa mancha de sudor agresiva que comunicaba a todos que el pánico acechaba a Klaus.
No se podía sacar de las retinas, tambien sudorosas, esa fotografía de la griega y su sonrisa blanca nieve, blanca hielo. La cara de Ichtios se deformaba lentamente desde la raíz de la nariz y todo se licuaba hacia la comisura de los labios. Incluso el radical cambio se daba en los pigmentos de la piel y los cabellos. La imagen de Ichtios se deformaba en la de la profesora de 6to grado, la desgradable profesora de 6to grado. Cuando pudo por fin llegar a la vereda, escapar del edificio, casi chocando con los andamios de la construcción, el alma pidió irse al suelo. Escupía hiel, escupía amor y odio. Estaba perplejo. Se sentía mareado y llegó al punto de vomitar una espesa imagen.
Mas alivianado se irguió en sus tantos centímetros de piel blanca y pelo naranja. Se sentó en la plaza de enfrente a mirar las palomas. Todo aborrecía ese día. Lo llamó el día de la impresión, condenando a esa hermosa palabra al mas peyorativo de los ejemplos.

martes, 14 de agosto de 2012

Astor de jóven

Astor era zurdo para fumar sus cigarros azules (de esos que yo fumo), pero era diestro para la escritura e incluso para esos garabatos indescifrables a los que osa llamar dibujos. Astor era zurdo para levantar la taza de café de Islas Komodo que le trajo un colega del Instituto, pero lavaba sus dientes con su mano derecha.
Asignaciones, lateralidad, patrones. Lo que era indescifrable en Astor era su pensamiento y es que su bicefalidad lo hacía últimamente pensar con la cabeza equivocada...
Pendulaba por Monroe buscando Crámer y un cuadro que había visto tirado por ahí, en una vereda de esas viejas, de las trazadas benévolamente como para que uno pase ociosamente a pasos agigantados evitando tocar las líneas separatorias. El cuadro no estaba ya (la gente deja tiradas cosas útiles para Astor en ese ´Barrio´) y seguramente algún otro 'coleccionista de cosas de otro' se lo había llevado.
Pensó en que estaba cansado de tomar prestado del pasado tantas historias, cuadros, mujeres. Se había cansado de eso. Decidir no decidió nada, sino que al subir el ascensor de puertas tipo tijera, esos que le gustan a su padre (otro coleccionista melancólico), empezó por poner la mente en un gris casi blancuzco que le saboteó todo plan libidinoso de esa noche. Como una antierección premeditada, saqueándole la esperanza de que esa velada rubia como la dama que lo visitaría en su edificio de soltero iba a prosperar. Mandó un mensaje a la muchacha que tenía turno con Astor y sus hídricas intenciones: ''me siento mal; vómitos y náuseas. Espero no estar embarazado. jaja.  Besito.'' y se recostó a torturar su cuerpo con pensamientos malos. Saltó al ropero, se sacó la ropa, se miró al espejo y pidió un consejo. La respuesta fue un cuerpo desnudo, escuálido y lampiño y una cara tristona que daba risa. Astor necesitaba una mascota!

jueves, 2 de agosto de 2012

Luna

No evocaba en mí mas que soledad. Reflejada en esas caminatas largas a mediatarde, naranja, sobre los adoquines firmes y delicadamente desprolijos de las callezuelas parisinas. O en el tango tristón ese, a kilometros de casa. O este mismo escrito, trazado en tinta roja, con un café de compañero. Esas son tardes!
Nada hasta aquí se asemejaba a lo vivido, ni a lo leído, ni a nada. Eran mi soledad y mi cuerpo. Mi alma se habia fugado distraída hacia una feriecilla gitana a metros de la silla de mimbre donde estaban mi cuerpo y mi soledad. Para agrado de muchos y desencanto de pocos (en realidad desencanto sólo de una persona) apareció la Luna. Asomó con una sonrisa blanca y redonda. La Luna es un sólo diente, redondo y único. Y el cielo era una gran caries visto desde acá, que atacaba la blancura de la Luna, pobrecita. Su pureza. Eso me cautivaba. Apetecía un trago de vino, solo, como todo este día maravilloso, lejos del hogar. Luna, hermosa, mas joven y radiante que nunca. La culpa por desearla tanto! Un ente casi intocable esa Luna. Teníamos tantas cosas en común... ella caminaba sola en el medio de la ciudad iluminada por faroles clandestinos y otros compinches de sordos ruidos festivos. Y yo, estático y redondo, ahí, en ese cielo azabache con estrellas que me miraban medio celosas por el aura violácea que irradiaba.
La soledad nos unía en el mas respetuoso bochinche. La sonrisa cómplice que me regaló me hizo estallar de alegría. Dos solitarios vencimos a la soledad.

De vivir cerca de la oscuridad.

Era todo mentira. La visión se le nublaba. Mejor dicho, se le nitidizaba. Era tan fija la mirada en esa media blanca que parecía encontrarle movimiento. Será que las cosas sin vida siempre se mueven y no les prestamos la atención merecida o la justa observación? Pasar por alto, costumbre humana.
La cortina bailaba sin viento, ni nada, sólo había que mirarla, como la hacía el, inerte.
El ruido afuera del baño sonaba a persona. A ser invasor, a delincuente, a apropiador. Sabía que cuando saliera del cuarto de baño donde estaba, nadie estaría allí. El muy idiota se quería encerrar a veces y sentirse como en un cuento de Cortázar, y terminar en la calle. Se empeña en librar todo a la penumbra, desde niño. La oscuridad esconde las cosas mas raras. Formas, ruidos, sensaciones. El pesimismo había quedado de lado. Ahora sólo veía en esas sombras TELONES, SONRISAS y ABRAZOS.

humo

Una semana sin vos es como un mimo a mi organismo. Cada beso que te niego, a cada segundo que pasa, me hace inmortal. La sangre respira pura, fuerte y orgullosa de ser de mi y no compartida. Una semana sin vos y no te lloré ni un ratito, ni un bocado. Las uñas me crecen fuertes y el pelo más tupido. Negro. Mi aliento se recupera de las tardes que solíamos escaparnos juntos y mi boca ni te registra. Todo escrito ahí, en el muro ese gris de los recuerdos. Hoy te canto esta cachetada y espero que me oigas bien. Una semana sin vos; ni un segundo más, ni un segundo menos. Ya volverás---

miércoles, 25 de julio de 2012

Caedro


Pequeña guerra sin sentido


Desde chico era un adorador de las guerras, pero de las que se ganan usando la inteligencia, no la violencia. Donde la habilidad se estima, y no donde manda el arreglo o la superioridad política. Donde no hay lugar para el chupamedismo, sin pelear por un tutor, alguien que te haya puesto en tu lugar. Se lucha por una ideología, por un ideal. Adoraba la guerra sin sangre. A lo sumo usar violencia verbal, pero sería rebajarse. La apelación a la mentira o al exabrupto sería rebajarse a ellos; los oscuros, los menos. Sería rebajarse a lo que aborrece.
Estaba convencido de que esta guerra la iban a ganar, el y los suyos, de a poco, siendo cautos, pensantes y estando mas unidos que nunca. Si es necesario esconderse en la pasividad, lo harían. La estrategia era destruir lo negativo, la resaca de los oscuros, la podredumbre humana que crecía en el lugar. Lo oscuro, lo antiguo, lo espolvoreado por el cruel y añejo látigo de la envidia. Lo empapado de ese mar gris de aquellos años que a ellos, sus enemigos, no les volverán. Ellos tenían juventud, luz propia, luz conjunta y por sobre todas las cosas FUERZA. Y la sabían usar...