jueves, 27 de diciembre de 2012

si tan sólo fuera Johny Cash

Era una catástrofe dentro del pecho cuando eso pasaba. Siempre la misma historieta y ningún borrador que aguante. La derretida cera del corazón y esa pena exabruptamente iracunda, enojona. Hasta a veces se sentía como el jeringazo de amor de algunos besos que había dado a sus musas. Era odio! Se odiaba tanto que no se podía sostener, ni mantenerse dentro de una cordura social aceptable. Viajaba en el 152 susurrandose groserias y proverbios de su autoría que lo ayudaban a hundirse mas en la viscosa lava de autoestima muerta. "Era como una regresión". "Es volver tres casilleros". "Si al final la vida es esto, por qué no arriesgar?". Todo era asi; negativo en ese momento de sencillez que no fue, esa brazada de crawl que se hizo de mariposa en vano y surtió la descalificación... Mucho regate y poco tiro al arco. Así nunca se anotan goles. Era una venezolana preciosa entre los discos de jazz. La misma que habia fijado la mirada imantada de Astor desde la sección latinos e infantiles. Agarraron el mismo disco de King y entre discos, lo arruinó todo. Como siempre...

lunes, 10 de diciembre de 2012

en mi lecho de deceso, instrucciones...

En mi lecho de deceso, ya sea vital o intelectual, las personas mas allegadas, me atrevo a decir mis personas, tendrán una serie de instrucciones para desenvolverse. El orden es fundamental y cada uno de los pasos alberga una responsabilidad eterna. Corchea deberá esconder la bolsita mágica, la de las penas y las risas, y todo lo que pueda llegar a contener, que se encuentre deprolijamente guardado en algún recoveco del departamento o la mochila. Luego tendrá que llevársela a la Blancuspia para que lo atesore junto con los augurios que se hayan dentro. La Blancuspia tendrá que decírselo a Marsha, si, otra responsabilidad para ella, gajes de hermana mayor. Marsha irá al departamento con una sonrisa y si llora será de alegría. Buscará todos los dibujos y con el asesoramiento de su gran y admirable intelecto-tacto y su sentimiento enorme se los entregará a quien ella sepa que corresponda. Deberá reservar 13 para Anita, que elegirá sigilosamente con cuidado de no mojarlos. Anita emitirá un duelo fuerte y golpeador que le dará la fortaleza para encontrarse con ella misma, al fin. Otros 8 irán para Dami, y otros, 8 tambien, irán a Padre. Dami me mantendrá vivo en las acciones, siguiendo cada consejo que le dí, y priorizando los que sumamente seleccione como prioridad firmará cada paso con un nuevo temple. Padre sabrá que hacer, no le gusta que le den órdenes. Quisiera una sonrisa. Con una sonrisa la Confidente se encargará de los llamados y los encuentros para dar la noticia; le dirá a cada uno lo que yo siento por ellos ya que ella tiene la información adecuada y exacta para hacerlo. No se olvidará de nadie, por eso le confío esa dura tarea que la hará lograr la tan anhelada unidad. Los chicos deberán hacerse unidad; recordarme con pleno goce y con carisma. Nunca perecer en un llanto idiota de agónica melancolía, o me enojaría. Nuestras anécdotas deben desembocar en risotadas eternamente altivas. Que no se pare de bailar, que no se pare. A las abuelas les encargaré esos rezos metafísicos, hacia mí, no hacia el imaginario Dios que pregonan por esa herencia cultural. Amor para ellas. Para Javi una hoja seca de recuerdos infinitos llenos de códigos y 2 objetos del rinconcito Kitsch a elección. Para Vizo la camiseta de República Checa y un campeonato para Racing Club. Para Barnie un abrazo de perfecta frescura y la pelota Finale de la Champions League. Para Seba lo que es de el, la pipa de los chinos y un chateau le blanc lleno de cariño y comprensión. Emi recibirá una flor, o las que quiera y tres lapices que tengo de cuando eramos chicos y haciamos educación física juntos. Al Dr. Lazarte mi muñeco de Stegosaurio a cuerda, las camisetas de Morón que algunas deben ser de el y una foto mía, para que sepa que siempre quise estar a su lado pese a que los tiempos nos alejaban. A la tortolita le dejo las camisas y lo que elija del guardarropa, no le encomiendo tareas por miedo a que por alguna que otra eventualidad pueda tener un despistado olvido. Sólo le exijo recordar lo bueno. A la Confidente le dejo los post it dibujados en el décimo y la contraseña de la PC, con total permiso de quedarse con las fotos que desee y copiarlas para los que deseen tenerlos. A Corchea la guitarra con todas las canciones dentro del estuche y la flauta. A las novias y los amores que tuve y tengo, les encomiendo hacer una salida a algún lugar que nos gustaba salir. A mi Prima Hermana le queda llevar mi esencia a donde ella sabe. Un poco en Catamarca y un poco en Mar del Plata. Y plantar con mi amigo Matías un árbol en Chequia, a donde viajarán con los fondos de la tarjeta que se transferirán a la de mi madre. A los chicos de la Zeitgeist, procuren graffitear (como Albano) con símbolos que me identifiquen. Decoren las paredes de la Facultad de Arquitectura y Diseño, y por qué no, todos los barrios que amo; Castelar, Villa Crespo, Valle Viejo, Morón, todos. Al día 22 estimo resucitar, quizás físicamente o con la publicación de un libro. Y así seré feliz, como hoy, cuando me leen.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

insituoso

Esa noche la lluvia había aguardado por segunda vez a que llegue a casa, aunque esto era accesorio, relativo, como casi todo. Cuadras atrás por la vertiginosa calle de siempre, habitual, como casi todo últimamente, el tiempo se detuvo en sintonía con mi corazón. Las primeras de las cinco cuadras fueron aburridas, monótonas, como casi todo en estos días. Pibe que pide pitada pensando que fumo un cigarro de marihuana, señoras asustadas creyéndome un ratero, familias judías con sus ortodoxos trajes y maneras, perros paseando a sus dueños y algún que otro asiático. Al momento de la cuarta de las cuadras los músculos de las piernas se empezaron a entumecer como capullos de baobab, con fuerza. Y así, desde los pies hacia arriba, todo pesaba cada vez mas hasta el momento de realentizar todo al cero, a la casi inmovilidad. Los exaltados oídos sintieron esas voces de antaño, alemanas, provenientes de un televisor marca Siam, que no se habrá hecho en Turquía como los actuales. El ventanal de la casa antigua absorbía mi cuerpo y pedía que mirara hacia adentro pero la respetuosa moral y educación me exigían ni siquiera intentarlo con el rabillo del ojo. Cuando las sombras empezaron a bajar sobre mis hombros ya tiesos hace segundos, si es que el tiempo existía, trataba de atribuirlo al sudor frío de la nuca que bajaba como catarata mezclado con una chorreante imaginación Hitchcockiana. Ya flotando entre las baldosas (de esas que por cada una tienen unos 8 rectangulitos) y el narciso de la vereda, empezó a hacerse poderoso el aroma a pólvora. Como el de las muestras de perfume que salían de las bermudas de los pantalones de Javier, en la adolescencia. Totalmente inmóvil y extasiado por el vórtice temporoespacial, planee sobre unas hojas y sin quererlo y tampoco sin el deseo seguí caminando tan normalmente como de la primera a la tercera de las cuadras, como casi siempre. Giré la cabeza con desconfianza y recordé que también habia sentido un soplido y un gemido difuso ahí en el ventanal. Pero todo quieto, las sombras, el narciso, no así mi rimbombante corazón. La tele callada y seguí hacia la quinta y última de las cuadras del tramo. Me crucé con una vecina que deduje que lo era por tener las tan particulares llaves de la puerta del edificio, como las mías. La esquina era una catástrofe. Hace segundos había terminado una riña entre policias y ladrones que habían asaltado la perfumería sin nombre, y el tiroteo había saldado varios heridos. Agradecí ese momento de quietud en esos segundos de mi vida y entre gente llorando y policías tomando declaraciones me metí al edificio como casi siempre, pero como nunca. Y empecé a mirar riéndome entre nervioso y fatigado la lluvia que caía sobre los autos, al lado de la vereda.

sábado, 1 de diciembre de 2012

bollitos

Bollitos, no menos de 6, nunca. Romper el papel y hacerlos de a uno, no mas grandes que un grano de pimienta, y si es con papel metálico o el envoltorio del chicle, mejor! Luego alinearlos de forma azarosa en la mesa, si la hay, o en la palma de la mano. No es necesario contarlos. Vaivenes y sacudidas pequeñas evitando el derrame y luego cilindro con una mano, tirar con la otra por el orificio creado y batir dentro como en el bolillero del bingo de los domingos, pero sin porotos. Ya es un gag mío, casi un tic, costumbre, tradición, anti stress, es mucho. El tiempo y dedicación que empleo en ese acto es superior al que le tendría que haber dado a otros aspectos de la vida; el estudio, el amor de veintitanto, el aprender un oficio. Hoy desde la mesa de la infancia con la abuela Rosa en la cabecera mirando con sus ojitos esmerilados casi grises y sus noventa encima, feliz por la visita. Y el menor de mis hermanos ahí en el lugar que ocupaba papá. Es su vivo retrato. Bollitos, no eran menos de 6. Así empecé el ritual en mi antigua casa mientras la ancianita me contaba sobre el día de su boda con el abuelo Raúl.

para Andreita, amiga imaginaria

Una lástima hubiera sido perderte el rastro, y mirá que casi se dio! Porque eras como el olorcito a nafta, ese, embriagante, o el olor a nuevo de esa cosa sacada del estuche, o los zapatos! O mejor aún, la zapatería, droga para mis narices! Eras así vos. Esa sensación plasmabas en mi cuerpo. Crispado de pelo a pie y de pezón a vértebra. Me recorrías como escalofrío pero de esos olores feos, como a goma quemada o incienso excesivo en misa de gallo. O el escalofrío de la vergüenza ajena. Piedad! Por suerte no te perdí del todo... Sos un pedacito de mi infancia, hermosa. Para no decir un recuerdo.

el Tano, o de las imitaciones de Astor

Era un espectáculo (como decía Juancito) presenciar a un Astor payasezco (a veces cansado de serlo) y la gente que se amontonaba en círculos a verlo como imitaba. Risas entre cervezas y latiguillos; casi ni se esforzaba en practicar los personajes y de sólo articular, la propia ansia del espectador terminaba por armar el papel perfecto, actuación caricaturezca. Si bien hacía entender que no le gustaba trabajar a pedido, sino que el lo hacía cuando le salía, todos insistían alegres y a veces hasta suplicaban que empezara su función. Al profesor de anatomía por favor! A la piba que habla raro! Al muchacho de sistemas! Ya había algunos favoritos por el público que se agolpaba presuroso y titilante ante el primer gesto de Astor como para adivinar quién vendría ahora. Uno de los que más se reía le pedía siempre al Tano. "Haceme al Tano que me muero!" repetía bajo la luz tenue del reflector infestado de moscas de fruta y aroma a vainilla de un viejo sahumerio. El Tano era la materialización de la testarudez. El orgullo machista engendrado en unos centímetros que no superaban al metro por mucho mas que medio. Era una arrogancia sincera e involuntaria la del loco éste. Se jactaba de consejero pero todavía le faltaba pasta para eso, no había recorrido tanto camino como relataba en sus infinitas anécdotas con esa tentación a llamarlo falaz. Le faltaba un compañero que lo entienda. Otros decían que le faltaba el equipo entero. Un pibe inteligente, no lo dudé nunca, con muchas aptitudes pero con mas actitudes, y la mayoría malas, o mejor dicho, malas eran las formas. El bozarrón que mas que eso era hablar a los gritos, se lo adjudicaba por su procedencia milanesa (no la comida, sino de la ciudad de Milano, Italia). Gritaba, no hablaba, y había que esconderse en una de esas "charlas"; siempre criticaba al que pasaba o se atajaba de una supuesta agresión. "Me miró con cara de culo la forra esa". El Tano tenía un oído finísimo pero una imaginación infinita. Era tan "emoción". Como si no se supiera poner límite, siempre terminaba mal algo. Botella rota, amigo vomitado... El pobre Tano podría haber sido tranquilamente un Jettatore. Para los menos aludidos, un Jettatore es un ser desagradable que causa tragedias a veces adrede a los seres que lo rodean, en especial con el manejo de la mala suerte. Jettatore; jetta; yeta. Sin desviarnos del tema, el Tano era yeta con el mismo; nunca conocí alguien al que le hayan robado tantas veces. Y sus dramas familiares, pobre Tanito. Supe darle mi hombro, no era un mal tipo. Todo lo contrario, necesitaba cariño. Pero se hacía detestar de una u otra manera. Lo tildaban de egocéntrico por sus charlas con el espejo detallando prolijamente cada pelito en su estructurado peinado. Y su carta de presentación "rubio, ojo celeste', perfil griego, abdominale' tabla", casi al borde del llanto de risa cada vez que lo repetía. Astor siente que extraña esas tardes de club y futbol, mirando pasar al Tano con ese salticado al paso en busca de unos centímetros mas de altura. Un deleite para los observadores como el, y como yo.