sábado, 1 de diciembre de 2012

el Tano, o de las imitaciones de Astor

Era un espectáculo (como decía Juancito) presenciar a un Astor payasezco (a veces cansado de serlo) y la gente que se amontonaba en círculos a verlo como imitaba. Risas entre cervezas y latiguillos; casi ni se esforzaba en practicar los personajes y de sólo articular, la propia ansia del espectador terminaba por armar el papel perfecto, actuación caricaturezca. Si bien hacía entender que no le gustaba trabajar a pedido, sino que el lo hacía cuando le salía, todos insistían alegres y a veces hasta suplicaban que empezara su función. Al profesor de anatomía por favor! A la piba que habla raro! Al muchacho de sistemas! Ya había algunos favoritos por el público que se agolpaba presuroso y titilante ante el primer gesto de Astor como para adivinar quién vendría ahora. Uno de los que más se reía le pedía siempre al Tano. "Haceme al Tano que me muero!" repetía bajo la luz tenue del reflector infestado de moscas de fruta y aroma a vainilla de un viejo sahumerio. El Tano era la materialización de la testarudez. El orgullo machista engendrado en unos centímetros que no superaban al metro por mucho mas que medio. Era una arrogancia sincera e involuntaria la del loco éste. Se jactaba de consejero pero todavía le faltaba pasta para eso, no había recorrido tanto camino como relataba en sus infinitas anécdotas con esa tentación a llamarlo falaz. Le faltaba un compañero que lo entienda. Otros decían que le faltaba el equipo entero. Un pibe inteligente, no lo dudé nunca, con muchas aptitudes pero con mas actitudes, y la mayoría malas, o mejor dicho, malas eran las formas. El bozarrón que mas que eso era hablar a los gritos, se lo adjudicaba por su procedencia milanesa (no la comida, sino de la ciudad de Milano, Italia). Gritaba, no hablaba, y había que esconderse en una de esas "charlas"; siempre criticaba al que pasaba o se atajaba de una supuesta agresión. "Me miró con cara de culo la forra esa". El Tano tenía un oído finísimo pero una imaginación infinita. Era tan "emoción". Como si no se supiera poner límite, siempre terminaba mal algo. Botella rota, amigo vomitado... El pobre Tano podría haber sido tranquilamente un Jettatore. Para los menos aludidos, un Jettatore es un ser desagradable que causa tragedias a veces adrede a los seres que lo rodean, en especial con el manejo de la mala suerte. Jettatore; jetta; yeta. Sin desviarnos del tema, el Tano era yeta con el mismo; nunca conocí alguien al que le hayan robado tantas veces. Y sus dramas familiares, pobre Tanito. Supe darle mi hombro, no era un mal tipo. Todo lo contrario, necesitaba cariño. Pero se hacía detestar de una u otra manera. Lo tildaban de egocéntrico por sus charlas con el espejo detallando prolijamente cada pelito en su estructurado peinado. Y su carta de presentación "rubio, ojo celeste', perfil griego, abdominale' tabla", casi al borde del llanto de risa cada vez que lo repetía. Astor siente que extraña esas tardes de club y futbol, mirando pasar al Tano con ese salticado al paso en busca de unos centímetros mas de altura. Un deleite para los observadores como el, y como yo.

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