domingo, 26 de agosto de 2012

al amor...


Eras tan ahumado, mierda! Y me despertabas ese aroma demasiado salado, como las bocanadas de mar que me tragaba sin querer hacerlo en esas playas desiertas de Santa Teresita, en uno de mis peores momentos de verano, crucificando al mar desde pequeño para despues a través del respeto que antes había sido miedo, canonizarlo como un Dios, casi, como una musa inagotable.
Eras tan ahumado; me despertabas esa ansia loca, ese nervio tembloroso de cuando se te ocurre algo brillante para pasar al papel, esa obra maestra precoz, pero nada alrededor para escribir. Ni un pedazo de carbón ni nada y la memoria, poco confiado de ella y cada vez mas perdida, va distorsionando el relato para hacer como cada uno de los que escribo, algo mediocre, uno mas...
Tan mediocre como ser parte del público que aplaude a un artista que no lo ha convencido en lo mas mínimo en su actuación y que por el mero impulso ovacionario de la masa se remoriza en un aplauso vacío y odioso como para ser parte. Falso!
Ah! la mediocridad, como nos acostumbramos a ella. Vos no eras mediocre, ni nada similar. Eras tan ahumado! Tan condimentado como cada palabra que sale de tu lengua sedosa. Tan picante como cada beso. Eras tan ahumado, dios! o Dios?
Te convertiste en eso a medida que el tiempo caminaba hacia el final... una mentira con un sabor a cuestas. Eras tan piadoso, pero no! Yo no te veía bueno... sólo te veía tan ahumado...

No hay comentarios:

Publicar un comentario