jueves, 23 de agosto de 2012

Rinconcito Kitsch

Todos deberían tener su rinconcito Kitsch en su casa. Es una llamada a la nostalgia; asteriscos a la infancia y a la adolescencia, ya pasadas. Cada sectorcito con su historia. Cada sentimiento en un lugar merodeando, fusionado a algún recuerdo taciturno y porqué no nebuloso. Los colores heterogéneos fundiéndose en el fondo suave de la madera barnizada por las caricias de las primeras novias. El metal frío de los malos ratos en épocas de hambre y pequeñas piedras color fuego tan esperanzadoras y cálidas, representando esa familia amorosa y contenedora. Esos juguetes coloridos, extintos, únicos, reflejando la amistad de los de siempre; los verdaderos amigos.
Lo Kitsch surgió de la necesidad de captar mayor iluminación, mas inspiración. Los colores le reavivaban las entrañas pensadoras de esa cabeza irracional que no le presentaba el caudal ni la amplitud de vocabulario suficientes como para sentirse conforme por un segundo aunque sea...
La mezcla irrespetuosa de colores, formas, estilos, texturas, sentimientos por qué no. Espíritus de ese niño que alguna vez uno fue; eso era lo necesario para la perfecta inspiración, para la divina proyección. La perfecta toma de esa ojofotografía, tomando el plano como con las dos manos en forma de marquito, poniendo los dedos como dos ''eles'', hermosa letra. El ángulo de torsión del cuello ligeramente inclinado hacia el piso, como queriendo escuchar los pasos a lo lejos, y el párpado menos hábil cerrado con fuerza, engañando a la estúpida perspectiva que tanto le mareaba en esos trabajos eternos de plástica.
El rinconcito Kitsch es una especie de templo de viaje en el tiempo a ese lugar y momento en el que el niño que es uno era feliz. Especie de acceso directo al niño. Especie de viaje al centro de uno mismo.

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