jueves, 23 de agosto de 2012

Uno

Se quedó estupefacto y estúpidamente colgado mentalmente mirando fijo el puntero del mouse en el medio de la pantalla con un gesto facial tan irritable para el espectador que si alguno de sus compañeros de oficina le hubieran atestado un buen cross o una patada voladora en la sien, no me sentiría menos que aliviado y reconfortado. La vista se le nubló entre lágrimas y esa manía hipocondríaca de sentirse víctima exclusiva de alguna nueva enfermedad (otra manera de quererse sentir protagonista en algo, alguna vez). Una imaginaria alarma chirriante y punzante a la vez le resonaba en el yunque, el caracol y el estribo, si es que se llamaban así los huecesillos del oído que nos enseñan en primaria. La boca se le secó unos segundos y una sonrisa nerviosa trazó la periferia de su nariz ancha y ganchosa. Perdió los estribos y resonó un potente y breve ''no!''.
Vaciló. Ya cuando su cara volvía al color normal despues de ese repentino sonrojamiento magmático procurando que nadie se haya percatado del escandalito, se desprendió del sillón de la oficina. Sepárose de su escritorio ayudándose con un empujoncito de sus manos sudorosamente frías y temblorosas. Rascó su cabeza con aparente incertidumbre y se dirigió a su confidente. Se sentía defraudado (con el mismo), mareado, vomitivo, traicionero, mentiroso (sólo porque de esa manera lo había llamado ella), un tanto débil y promiscuo.
El piso temblaba tanto como cuando pasan los subtes por el andén. Estaba todo distorsionado, desde lo visual hasta lo auditivo. Todo lo sensorial en sí, como cuando la presión ocular atacaba presurosa.
La noticia fue más incisiva de lo que pensó. La decisión era un fracaso para la mayoría. No se opuso (susurraba la parte mezquina y peleadora de su cerebro alborotándole la tranquilidad de la cobardía). Pero el deseo de ese viaje a otro país, del traspaso, en cierto lugar estaba latente. Lo peor era el miedo y la imposibilidad de decir que no (una de las posibilidades) fue tomada como error a mejorar a futuro. Su intuición le dijo que tome la decisión; sabía que ese país chiquito y de tercer mundo no era el mejor destino para un pequeño empresario en crecimiento. Pero se dejó llevar por sus sueños y las señales. Quizás era el momento para que el destino le guiñe un ojo, a el, como unidad, como individuo, como él.

2 comentarios:

  1. Querido Confidente, sé en mi interior que todo esto sucedió por alguna razón.
    Tenemos que confiar, y no apresurarnos. Te extraño!

    [y te pido disculpas por haber actuado de la manera en la que actue, pero en mi defensa... fue un golpe demasiado duro... y tenía los sentimientos a flor de piel... todavia me falta crecer =)]











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