martes, 19 de junio de 2012

El amor no correspondido de Klaus

Hola, mi nombre es Klaus'. Fue la manera mas idiota en la que se me presentó una persona en el subte. Me miraba con esos ojos azules de huevo, penetrantes pero temerosos y esperando mi sonrisa de aceptación que nunca llegó porque tenía un día de porquería (casi de mierda).
Granudo, en especial en la frente. Blanco teta y con las mejillas rosadas por el frío de Capital Federal a las 9 de la mañana de un Jueves cualquiera. Ni muy alto, ni tan bajo; de mi estatura mas o menos, pero con unos borcegos marrones espantosos y una riñonera llena de porquerías que lo único que le faltaba era un cartel de 'robame'. Iba ingenuo en su andar y no se por qué justo a mí se me presentó. Le habré generado algo; se sintió atraído por mi malhumor. Escondía las manos en un pullover verde llamativo y arrugaba un mapita del centro comercial. 'Hola, en que te puedo ayudar?' Por mas que me parecía desubicado en su accionar, pensé que tenía que ser amable con un extranjero. Quería hacer quedar bien a mi país y a su hospitalidad. 'Yo amo verlo tocar, es usted una gran influencia para mí' me dijo en un perfecto porteño digno de Villa Crespo o San Telmo. 'P-pensé que eras extranjero' le dije sin importar el halago que me había tirado (qué superficial).
'No, soy hijo de alemanes, vivo en Villa Ballester, y siempre lo sigo, a usted y su banda. Tienen una armonía deliciosa, y el guitarrista es muy bueno.' 'G-gracias! Por los halagos. Hacemos lo que podemos; nos nos podemos quejar, porque es lo que nos gusta. Vos sos músico tambien, me imagino''.
''Se imagina mal'', y no me gustó la manera en que lo dijo, y menos me gustó que sea una especie de groupie, vacío, carente de idea musical. ''No puedo llamarme músico como usted, soy aprendiz de ello'', y me cambió la cara. Sonrisa zonza que fue desde el ego a mi boca. Halago barato que me hizo olvidar de que el cajero me retuvo la tarjeta. ''Te repito, en que te puedo ayudar?''
Así empecé a conocer a mi gran amigo Klaus.
Es un hombre que no buscaba ni un autógrafo ni una ayuda económica. El tipo se enamoró de dos cosas; de una mujer y de la letra de una canción de mi autoría. La letra de la canción hablaba de un amor no correspondido. Klaus es el amor no correspondido materializado en persona. La letra de mi canción era mezcla de experiencia propia con fantasía y el baterista tambien me tiró ideas.
Klaus estaba convencido de que yo, como en la canción, tenía la respuesta para cesar su sufrimiento.
El amor no correspondido es tener el ego por encima de todo hasta un cierto punto. El ego por encima de todo en el amor es pensar que cualquier mujer puede ser para uno. El cierto punto es pensar que esa mujer a la que se ama y desea es la única que pareciera no querer tener tu amor, por mas que hagas lo que hagas. Esa pesadez, esa incertidumbre eterna, ese latigazo fino en la cerviz, ardor intenso que no llega a lastimar mortalmente; es una agonía eterna con una reflexión que siempre lleva al fracaso en la búsqueda del encuentro con ese amor. Eterna. Eso es el amor no correspondido. La primer charla con Klaus culminó con un abrazo compasivo de mi parte y yo, un ''famoso'' músico under pasándole mi número de celular para una próxima consulta terapéutica.

2 comentarios:

  1. no estoy segur pero casi siempre es necesario un par de amores no correspondidos hasta que llega el amor real, el unico y mutuo

    ResponderEliminar
  2. yo hoy por hoy no creo en que todos tengan un amor real, único o mutuo. Es más, creo que nadie lo tiene...

    ResponderEliminar