"Violeta era un caso más, de los tantos que hubo en esa época. Era una
chica común, alegre", y así terminaba Jorge de hablar, y todo el Teatro
de pie con ovación prendida a los aplausos estruendosos a él y a sus dos
colegas (Estefi y Leonela).
Pero Violeta (la otra Violeta) no era
tan común. La vi una sola vez y lo que más conozco de ella es por su
amiga viajera (y escritora) que la canoniza. No es para menos; una mujer
linda, radiante. Tiene un imán energético, una llamada al suspenso y
una simpatía irreprochable. Se sienta en una mesa con el novio y todos
la rodean. Pero tiene luz propia y lo demás quedaba en segundo plano.
Violeta entristecía a los más impuros y regalaba miradas y sonrisas
imposibles de no devolver. Era una mujer interesante de admirar. Emanaba
frescura y aires despreocupados, pero estaba mas lejos de mi que esos viajes a
Egipto que imaginaba de chico. Qué bueno es saber que ni lo sexual, ni
lo material actuaban en esa atracción efímera que nació en mi hacia ella
y que duró minutos, capaz horas. No era parte de mi vida, y esa
estructurada decisión me limitó. Atracciones de una noche, pero no de
las típicas.
DOY FE...TODOS LOS COLORES SURJEN DE ELLA, ES LA SUMA DE TODOS,LUZ SALE DE SU INTERIOR Y LA GENTE ATENTA SE DA CUENTA =)
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