miércoles, 9 de octubre de 2013

podríamos

Podríamos estar durmiendo entre tu gato y esas frazadas frías que nos llevan a buscar el calor del otro atándonos las piernas como nudos caprichosos. Tus gemelos en mis pantorrillas, y mis muslos sopapas sobre tus rodillas. Y así de desnudos darnos tanto fuego. Dormidos, un poco acalambrados por el peso del otro en el brazo de uno y alguna torcedura no muy grave. Sentirnos la piel, ese regalo divino que espero cada vez que te veo. Tus pechos en mis manos, seguramente, conservandolos como un tesoro precioso. Y tu cabeza flotando sobre mi pecho. Despertarnos con algún espasmo que nos electrifique, y seguir durmiendo errantes, reacomodándonos, en un abrazo que sigue hasta el amanecer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario