miércoles, 9 de octubre de 2013

un final

Ya sentía como terrones de arena; manoteaba alguna que otra piedra que llevaba alguna espirulina, como le decía a todas las algas. Llegó a la orilla costándole más de lo que imaginó. Se desplomó en la arena amarillenta y acariciando el suelo sonrió por su libertad. Los primeros cinco días fueron aburridos. Fue ahí donde se gestó la rutina de la supervivencia. Con algunos caracoles y trocitos de almejas fue dibujando algunos detalles de la estadía. Los primeros días de primavera llevaron tormentas a la isla, y en la cuarta tormenta fuerte murió por consecuencia de un rayo que logró alcanzarlo. Terminó de escribir y le llevó ansioso el boceto a Leonor, su profesora de lengua de secundaria para que lo calificara como dramaturgo. Leonor desaprobó la obra y la jactó de cuentito alborotado. El cuerpo de Leonor yacía sobre la alfombra y él no aguantaba más el olor a podrido. A los pocos días se quitó la vida de un disparo en la frente. Y así termina la historia del escritor fracasado. Fin, aplausos, salida del director; el teatro estalla de regocijo. Los actores se abrazan y Vivian le dice a Cohen "lo logramos". La cámara se queda en la sonrisa de Vivian y la imagen se difunde hasta llegar a un azul oscuro donde empiezan a caer las letras que conforman los créditos. Decido apagar la televisión y me dirijo hacia Susana. Entredormida me pregunta que hago despierta a esa hora y yo le digo que tengo ganas de escribir. Fanny cierra el libro y le pregunta a los chicos si les gustó la historia, que la escribió un tío suyo y que nunca salió a la luz. Le pasa un mate a Mauricio que pestanea y cae al piso. En ese momento Tobías despierta; fue todo un sueño. Se incorpora con un movimiento resortil. Y bien, sólo me falta encontrarle un final acorde.

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