martes, 21 de mayo de 2013

Villano


No recuerdo exactamente el momento en que decidí convertirme en villano. Lo que podría afirmar es que cierta pieza teatral supo incentivarme en cierto sentido, pero más precisiones no tengo.
Ser el protagonista, bondadoso, central, casi siempre apto para todas las artes y experto en cada ámbito, quién pudiera verdad? Pero no es un poco el conformismo de lo fácil, el final feliz cantado, el sentimiento de nobleza eterna?
Ya! Vamos! Es bastante servido, es vergonzoso! Prefiero una vida paralela, una notable audacia, una astucia incomparable pero no para un héroe, sino para una persona que actúa con un fin ajeno y no colectivo, quizás propio.
El demonizado, el mistificado, la escupida peyorativa de su denominación…
Me gusta como suena incluso; me gustan cada una de sus letras desde la ve corta hasta la o. Por qué no? Quién lo impediría?
Razones tengo; no poseo lo que quiero, mas sed tengo de todo eso, y mi anhelo se alimenta de una energía que traspasaría todas las legalidades. Un combustible es ese deseo, un activador de mi motor accionario, y haya las consecuencias! Mi fin es lo que importa!
Recapitulemos! Qué necesita un villano además de anhelar algo que no tiene? Ah, si! Una contraparte, un contraste; un héroe.
Vaya que se hace difícil encontrar héroes por aquí, si más bien pareciera que todos son villanos, en busca de su ansia, de su fin, de su propia conveniencia.
Tendré que viajar a tierras lejanas donde los valores no estén corrompidos como aquí? Existirá tal lugar en la faz de la Tierra?
Centrémonos en mi anhelo entonces. La deseo desde que la conocí, desde que nos tuvimos, desde que nos separamos y a cada segundo la deseo.
La suerte es que nadie la posee y que sigue tan libre desde el día que me regaló sus caricias y su esplendor. Lo malo es que alguien más está a su lado. Miento!  Eso es lo bueno en la búsqueda del héroe! Mi héroe, esa figura oscura para mí y condescendiente para ella es un perfecto ejemplar, un exponente impagable!
Realmente no se nada de él pero me sirve, y lo tomo. Tenemos ya a mi héroe anónimo, mi antítesis, mi Yang, mi claro, mi rival.
Ahora bien ante qué debo luchar? Para que la trama prosiga necesitamos un conflicto. La disputa por el amor de ella es la perfecta excusa. Es mi anhelo.
Ahora si el conflicto desemboca de acciones, manos a la obra debo poner. Un plan elaborado será el disparador; la llamaré porque si bien he borrado su número de mi agenda todavía lo recuerdo; números iguales los primeros dos, año en que mi país ganó su primer Mundial de fútbol, añode nacimiento de mi prima, año de nacimiento de su hermana. Perfecto!

La llamada la hice, el plan prosiguió. Nos vimos con ella, y el héroe fue tan anónimo como ausente, tan real como indefenso. Nos vimos con ella, nos tuvimos nuevamente, nos entregamos al recuerdo y hasta creamos un presente. La oposición del héroe fue escasa, fue indefinida. No logró evitar que el villano triunfara y hasta me sentí un héroe victorioso, un gran ganador.
Otra vez fallé, otra vez mi plan sigue truncado, y ese inepto que tengo como héroe lo volvería a arruinar en las tres o cuatro veces que seguiría viéndome con ella, entregándonos. Mi plan de ser villano otra vez arruinado por ese héroe que ni esfuerzos hace por arruinarlo todo. Mi anhelo de rufián otra vez a la basura por ese valiente héroe.
Lo lograste esta vez! Pero seguiré dando pelea!

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