jueves, 29 de mayo de 2014

patria

Una escarapela tirada en el piso del 68. Pisoteada, celeste, blanca, y un poco marrón y negra. Un señor de gris hace una pirueta retorcida para agarrarla, estirándose, luchando con sus proporciones y procurando no salir de su asiento individual.
Cuando la agarra la pone en la palma y cierra sus dedos que son tan anchos como los dedos gordos de mis pies. La aprieta en su mano y besa el puño. Lleva el puño al pecho y guarda la escarapela en su bolsillo.
Capaz que si no fuera 25 de Mayo no hubiera escrito esto que acabo de ver, y nada hubiera pasado.
Pura simbología.

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