jueves, 14 de febrero de 2013

Mediodía de los enamorados

Con Blackberry en mano y esa cascada castaño claroscuro que desembocaba torrentosa contra lo trigueño de esos hombros tan cercanos a la perfección, que sostenían ese vestidito casi azul que terminaba de exaltar su sensualidad con esos encajes blancos que decoraban los bordes y las piernas, largas, eternas, bajando la escalerita del expreso y yéndose hasta nunca, como cada amor de mediodía.

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