martes, 25 de junio de 2013

mar



Realmente tenías razón. Estabas siendo egoísta si seguíamos con todo ese jueguito de resurrecciones amorosas.
Acepto que no lo tomé de la mejor manera, todo lo contrario, pero esos cafés últimos que tomamos ahora saben mejor compartiéndolos conmigo mismo en un reencuentro con mi soledad.
Vos, intuyo, tendrás tus momentos, casi todos en compañía de ese novio tuyo, de la etiqueta de amor que decidiste crear casi como para sentirte más segura, como para tener algo certero en qué apoyarte.
Yo entiendo que no podías vivir mas con engaños. Pero habrá que ver qué dice el tiempo sobre eso. Cuál era el engaño al fin; el de seguir esos absurdos cafés en mi compañía, o el de esa atadura casi burocrática.
Por mi parte estoy remando en un pequeño charco de brea al que yo llamo malas rachas, de las cuales casi siempre rescato un gran aprendizaje.
Pero ahora, de un amor estoy lejos, como para que te des una idea; en ese ámbito el charco de brea se convierte en un océano.

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