jueves, 1 de marzo de 2012

atrevimiento

el hecho de escribir implica responsabilidades (si uno se las quiere tomar). Cumplir con las reglas de ortografía, de puntuación, de concordancia. Muchos escritores no lo hacemos. (Si, me atrevo a llamarme escritor)
Yo prefiero tomarme atrevimientos. El de no respetar las relgas, por mas que soy un histérico empedernido frente a los errores gramaticales. Pero el que más me gusta (de los atrevimietos) es el de crear vocablos nuevos. Pediría perdon por tanta osadía, mas no sé a quién pedírselo.
Los lunfardos argotianos ayudan con los prefijos y sufijos añadidos a palabras ''legales''.
Un placer que me permito es el de agregar el prefijo ''casi'' a esos vocablos comunes. No voy a dar ejemplos.
Los puntos suspensivos me permiten suspirar, dudar y dejar cosas en suspenso. Me dan cosquilleos cuando los uso. Desde la zona de la cerviz a todo el cuerpo. A veces me siento adicto a ellos.
Otra adicción es la verborragia. Llegué a tirotear a personas con palabras. Suelen estar acompañadas de una dulce inspiración. Las verborragias son esporádicas pero muy intensas. Ha muerto gente con ellas, lo aseguro!
Pero el problema es uno... hoy no estoy verborrágico, ni inspirado, ni con ganas de inventar palabras, ni excitado por los puntos suspensivos.
Pero me es suficiente con mi felicidad. Atrevámonos...

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