Astor se sentía inoportuno. Una lástima esa limitacıón que se autoimponía! Tan joven de cuerpo y tan melancólico últimamente...
Pero su aparato sentimentor actuaba asi. Las veces que sentía olor a
Burzaco y las colchas de la tía María, sabía que podían ser el fatídico
comienzo de los casibajones. Otro síntoma frecuente era una blasfema
sensación de abandono por parte de todos. Hasta del chofer del 39 que le
entendió 'uno veinte' en vez de 'uno venticinco'. Decí que duran poco,
los casibajones, y que por lo menos no molestan a nadie. Es atractivo el
hecho de olvidarse de lo malo frente a los demas. Astor agregaría sin
duda eso a su curriculum vitae.
Lo mas llamativo y a la vez
pendulante era la respuesta al 'cómo te sentís'. Estaba bien dentro de
todo. Estaba bien pese a querer a alguien mucho y sentir otro límite que
'engañaconsideraba' necesario. Pero pese a eso sentía tranquilidad.
Es verdad que a veces temblaba en estado normal, siendo ese tic un
rasgo de los besos lindos que solía dar; ahora fumaba sentado y temblaba
como esos perros de bolsillo, sin pelos y famélicos.
Consideraba el
hecho de morirse en cualquier momento de un ataque al corazón, o peor
aún, de un infarto de pensamientos. Es que Astor no estaba mal. Sólo
experimentaba antiguas marcas de la memoria. Los oasis de vez en cuando
lo embriagaban. Pero tampoco intentaba buscarlo...
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