miércoles, 25 de abril de 2012

Del placer de lo casero, o el temprano extrañar…

Y esos agnolotti, o añelotis como le dice ella fueron mas que un manjar, una sonrisa en el cuore. Hace cuanto no sentía el sabor de la comida de ''mamá'' en un 'lugar lejano'. Porque hoy tenía el sello de Anita. Y si bien, los que me conocen saben que defenestro toda habilidad gastronómica de la Pety, (siempre refiriéndome a mi madre) exceptuando las gloriosas empanadas de carne catamarqueñas que canonizan aún mas a esta mujer, se puede decir que hoy empecé a extrañarla. Porque si se da, bien, lo de mudarme pronto, y aunque tarde o temprano se dará, me sentí hoy en esa cocina rodeado de gente que pese a tenerle afecto es ajena a mi en cuanto a árbol, y vuelvo… me sentí en casa. Diría que mas que en casa sentí ese cuerpo chiquito de hermosa tonada aterciopelada y de piel suave con  ojos de mate al lado mio. Ese cuerpito que una vez fue mi mundo, que una vez fue el mio tambien, llegaba desde mis papilas gustativas a mi cerebro y mi sonrisa. Anita, siempre presente y ya, si me estoy por ir a vivir solo, ya te estoy extrañando. Y quien no extrañaría a una Anita?

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