domingo, 29 de abril de 2012

especie de diario fugaz como para sacar las ansias


Una mañana hermosa en La Feliz nos despertaba ansiosa. La música bolichera de la noche anterior en que no habíamos salido porque el sueño nos venció, nos arrastraba a la cocina. El sol nos pedía a gritos que salgamos de la casa de veraneo (en este caso ‘otoñeo’) del Dr.Lazarte, un viejo amigo de la infancia. Me lavé cara, dientes, cara de nuevo y la barba me sonreía desordenada desde el espejo. Emprendimos un viaje (yo pensé que corto) hacia el destino que Mario (el Dr.Lazarte) nos tenía preparado. La canción de Héroes (versión Catupecu) sonaba una y otra vez en la casa, y en el auto no fue la excepción; sólo que andando la gritamos efusivos como si fuera la última vez que tuviéramos la oportunidad de cantar.
Por primera vez pisé el puerto de Mar del Plata en condición de turista. Acordeones, tazas y esos recuerdos que nunca regalaría, olor a pescado y peces, y una cantidad y variedad de personas nos recibieron (indiferentes la mayoría), y el Sol sentía que había cumplido su propósito.
Corroboré que esta ciudad está hasta el hartazgo habitada por perros callejeros y no dudamos en dedicar algunos minutos en acariciarlos, y otros en tirarle unos pochoclos al lomo. Hay gente de todo tipo en el mundo. Y también perros de todo tipo; uno bastante suicida le hacía frente a los olorosos lobos marinos, que trataban de alcanzarlo para pegarle un buen susto por la osadía.
El Cristo no fue menos de lo que pensé; una inanimada figura de algo en que no creo, con cara y pose caricaturesca y dándole la espalda a lo mas sublime que existe; el Mar.
‘’Su inmensidad nos hace tan pequeños’’ cantaba en el auto cuando volvimos a comer rabas y otro tipo de pescados y mariscos. (Cita obligada dicen los que saben de las cosas que hace la masa turista)
Helado feo como postre en una famosa heladería. Si, feo, increíble, no?
Pero algo que me quedó grabado como un hermoso cuadro fue el pescador.  No un pescador en sí; la escencia del mismo. Desde temprano con esa paciencia infinita de la cual me gustaría  nutrirme, y el minucioso trabajo de la previa (incluído el tentempié, el vermú, y la charla con el colega).
Obviamente le dedicaré un texto aparte al pescador el día en que me inmiscuya en una jornada de pesca.
Auto otra vez, relajado, siempre donde se podía un azulcito, y bueno. La gente de River efusiva por el partido, los locales de Aldosivi mas tímidos. Larga (por no decir laaargaaa) tarde y caminata de compras por Juan B.Justo (como para que no me olvide de Buenos Aires) y por supuesto diversión a cargo del payaso del grupo, y los demás que no se quedan atrás.
Resúmen del día; emociones cruzadas con la melancolía de mucho y el Mar, mi amigo. Lindo estar con la gente que estoy hoy en este lugar.

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