Luego de observaciones detalladas sobre el fascinante ámbito de la
pesca, decidí emprender un nuevo trabajo de campo sobre el
ritual/hobbie/trabajo.
Viajando hacia el sur de la anterior
ubicación, hacia Santa Clara del Mar, por supuesto siempre guiado por el
famoso Dr. Lazarte, especialista en viajes largos con música variada a
todo volumen.
La escollera fue el punto clave. Decenas de
pescadores con magistral audacia enfrentaban el Sol frío de una tarde
sin ruidos artificiales. Pude observar que los accionares son diferentes
según el individuo. Incide la escuela, zona geográfica y edad de los
mismos. Algunos con caña entre las piernas, rodillas semiflexionadas.
Otros rectos como el horizonte de la vista celeste. Otras cañas
descansaban como sin dueño. Las carnadas preparadas y utensilios por los
alrededores. La indumentaria parece ser de poca preponderancia. Ya
concluyendo esta introducción (el Doctor me apura para que entremos a la
hostería por un cortado), quiero destacar la ternura de una nenita de no
mas de 5 años, con su cañita rosa y sus ganas. Hay pique maestra?
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