miércoles, 9 de mayo de 2012

Los rudos plateados y una especie de salmo

Esperando el 37 en frente de la embajada de Irak, descubrí cualidades de los plateados, que nada tienen que ver con los azules. Ya desde el vamos el plateado es agresivo en su mirar y quiere abarcar la atención total de mis sentidos. Tener un chicle en la boca o no, es lo mismo para el plateado; esa alma acparadora se encarga de hacerte saber que el ésta ahí, y que si hay algo mas, no importa. Subersivo su humo para mi como para el que me pregunta si el ramal que va a Ciudad Universitaria está pasando a horario. No puedo decir que sea feo, pero si chocante. Nunca tuve alguien con esa actitud de mierda en mi lengua. Si fuera como un Dios, como ese de la Biblia que leen mis abuelas, le diría al plateado: "dejad de someted a las papilas a tu improperioso humo. Tu sabor intenso no significará un daño a quien te tenga. Procurad benevolencia en quien tome tus servicios, y nunca demostreis tu verdadera ira, pues os quedarás solo entre tu propia viruta. Cachín-ah! (Que sería como un amén)"

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