Y le pregunté a uno de los 'tortolitos que ni' (al varón) si ella (la
mujer) era musa en su arte. Claro, el me contestó que ni. Cuando toca
mete de todo pero la melodía no es específica entendí, pero en realidad
no había entendido bien lo que me dijo, y creé esa propia versión de lo
que yo pienso. Claro, no sé tocar la guitarra bien, y el tocar me genera
sensación de técnica (a mi, pobre ignorante) y entonces no me entrego
tanto ni a la inventiva ni a la creación, como sí lo hago al escribir.
Entonces le pedí a su tortolita como musa; como para no desperdiciar una
mujer tan linda sin que sea musa. Y tambien para demostrar que no sólo
un amor propio puede ser musa, o que una amiga, madre, amigo, etcétera,
pueden serlo.
El caso es que comienzo a escribir de ella ahora; y hay
detalles, siempre los hay, que me inspiran una especie de excitante
ternura (no lo tomemos sexualmente).
La torpeza de la musa pedida
prestada es casi perfecta; si uno se sabe cuidar de ella no saldrá
lastimado. Pero es un trabajo arduo no tomar negativa esa pintoresca impulsión.
Siempre estando desde el lugar de amigo, y sin caer en lo cursi,
porque a ella no le gusta eso, no podría dejar de destacar las pecas
perfectamente desordenadas en la cara, reflejo de algún que otro aspecto
de su vida, quizás; cabe destacar que no se muchísimo de ella (y
seguiré aclarando hasta mas no poder).
Y ya que de aclaraciones
estamos... Confieso algo...este escrito es también una disculpa a esta
musa. En afán de hacer reir a veces me hago el sincero marcando (cuando
no) detalles de su exterioridad. Cabe destacar que de todas las mujeres,
de las feas a las hermosas (ella se acerca al límite de uno de esos
extremos y lo sabe) encontraremos, otra vez, detalles. Y que lo
pintorezco no es defecto, y es una marca. Que las narices de tortuga
quedan hermosas en caras redondas y largas a la vez, que pancita todos
tenemos en esta vida sedentaria y de tiempos escasos. Que las de rulos
quieren lacio, y las lacias rulos...y que a pocas les quedan bien ambos
como a la musa en cuestión. Que los ojos dicen mucho y su sonrisa
contagia. Que la altura es presencia y sabe llevarla por mas que la
encorve a veces. Es que uno lleva cosas en la espalda, a veces, que
pesan mucho. Que las personas que nos amaron, nos aman...dejan su amor
en la vida de los que quedan, y viven en uno. Somos eternos.
Que los
gatos serán malos, y ella medio rosarina, pero no hay porque matarlos. Y que
los exorcismos son buenos, y los besos a uno mismo son los mas dulces
mimos.
Así, autor agradecido a 'tortolito que ni' (al varón) y
mostrando cariño a la disfónica musa, termina la lineal y predecible
sucesión de palabras.
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